miércoles, 3 de marzo de 2010
Schiele
Los soldaditos de plomo se habían marchado al frente, iban agitando las banderas sin saber que se iban para no volver, que se iban a la carnicería de Verdún donde murieron 250.000 hombres o a la del Somme donde cayeron destrozados un millón de cuerpos. Pensaban que iban a luchar contra Napoleón y se encontraron con las alambradas y el interminable fuego de las ametralladoras y las atronadoras explosiones de los obuses, así murieron como ratas entre el barro y la sangre de los compañeros, fueron los hijos del capitalismo, de un racionalismo salvaje de libras y marcos; el monstruo del nacionalismo no tuvo bastante con sangrar a los negritos del África así que los lobos pelearon a dentelladas entre ellos, devorando a sus propios hijos. Las ciudades pintadas por Grosz y los hombres y las mujeres de Schiele son el reflejo de un mundo del que Mahler acaba de partir y por el que aún camina tambaleándose Kafka, las personas son poco más que siluetas sobre los muros de las fábricas, que sombras en las galerías de las minas, seis días a la semana, doce horas al día, la vida es el purgatorio donde hay que penar, deambulan por ciudades llenas de nuevas maquinas y colmenas de acero y cristal, tomadas por el humo de las chimeneas, tan solo la mañana del domingo les dirán bonitas mentiras en sus iglesias llenas de cruces, antes de que se emborrachen como posesos para poder olvidar su vida, antes de que vuelvan a sus guaridas para follar a sus mujeres, antes de que peguen a sus hijos, antes de que atraviesen el infierno de la Gran Guerra, de donde, de sus cenizas, surgirá el hombre nuevo (el Führer) que nos enseñara, como el flautista de Hamelín, el camino hacia el fin del mundo. Todos estos hombres y mujeres, que viven en la soledad, en la alineación, como animales huyendo desesperados del fuego, son los que pinta Schiele.
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He aterrizado aquí por casualidad. He dado un paseo rápido, me ha encantado la selección de imágenes que haces y volveré un día que no esté deprimida para leer los textos. Enhorabuena
ResponderEliminarBuen viaje y vuelve cuando quieras, si estás depre este es un buen sitio para hacer una escala, en mi planeta siempre llueve y hay piedras para todos.
ResponderEliminarGracias por mostrarme esa selección de Shiele.Me han encantado sobre todo sus mujeres:que elegancia esos tonos neutros ,el gris, el sepia,el blanco,el negro.Y cuando añade rojo o naranja el contraste es precioso.Mujeres delgadas,etéreas,tan sensibles como nuestro propio espíritu.Qué bien capta la fragilidad y la fuerza de un instante íntimo.
ResponderEliminarAhora entiendo que forraras las carpetas del Insti con sus dibujos.Un beso.
Marta dice que no conocia Shiele, pero que le recuerda a Klint, poco a poco entre todos estamos llegando al fondo: "Sus pinturas me parecen maravillosas, los colores tan suaves y elegantes. Pero sus cuadros son muy inquietantes. Son tristes y a la vez muy apasionados" La elegancia, el dominio de la técnica que le enseño su maestro, en una pintura que era sólo técnica, dorados y artificio (no se puede decir esto)está superada, no, quebrada, por el sentimiento, por la puta sensación de que el mañana no existe, de que estoy en este valle de lagrimas y no se porqué.
ResponderEliminar"Este cuadro que has escogido, no se sabe quien es el muerto y quien el vivo, si es que hay muertos o vivos" Este cuadro, Marta, yo no lo escogí, pero tú lo has descrito perfectamente, no se sabe quien es el muerto y quien es la viva, la elegancia de sus actitudes ampulosas y recatadas en el instante de un abrazo final, rodeadas de un color dorado que no esconde que sólo son piedras, un paisaje seco de piedras en el que ella, la joven, estira los brazos hacia un muerto, su hombre, Schiele
Carlos todos tenemos piedras en nuestra vida,yo
ResponderEliminartengo un saco lleno, lo llamo el saco de los gritos. Cuando pienso en algunas cosas de mi vida, y el grito llega casi a mis labios lo encierro en el saco.No sé lo que pasará el día que rebose.
Marta
Dos apuntes para completar la visión de Shiele:
ResponderEliminar-Klimt fue su maestro y en las primeras obras se reconoce su influencia, sin embargo a estas alturas de su creación (pintó "La muerte y la joven" en 1915), Egon Shiele es un artista nuevo, un creador sin ningún resto alegórico del maestro, construye por sí mismo y sin utilizar lo aprendido, dejando a un lado la herencia del maestro. En 1910 escribió a un colega "hasta marzo he pasado a través de Klimt. Hoy creo que soy otro completamente distinto".
-En la pupila ciega y fija está el gesto entre la proximidad íntima y el distanciamiento insuperable entre los amantes.
Hace muy pocos dias un amigo me dijo que no podia seguir arrastrando ese pesado saco, el problema es que ese saco es toda mi vida, mi abuela mojaba los sacos de carbón para que pesasen más, yo ahora los arrastro, el problema es que los grilletes dan en hueso, creo que mi cerebro tambien ha desaparecido que solo es dolor.
ResponderEliminarSi en el saco solo hay carbón mojado, lo mejor es que lo tires. Así podrás ir rellenando el saco, poco a poco, con otras piedras...piedras preciosas o carbón seco para calentar los piesinos en invierno, que con los pies fríos no hay quien pueda. Un beso
ResponderEliminarNo habia leido este comentario.Lo de los piesinos frios me llegó al alma.Cada día tiro un poco del carbón mojado como tú dices, pero no es facil.
ResponderEliminartambien tengo muchas piedras preciosas para guardar,pero esta van a otro saco más hermoso.
Me gustó mucho encontrarte hoy y charlar contigo,estas charlas tienen que segir.
besos .
Marta.