viernes, 29 de octubre de 2010

La muerte de Artemio Cruz









Carlos Fuentes, La muerte de Artemio Cruz (1962)
«Yo sentí, al escribir , La muerte de Artemio Cruz, que debía tener una idea clara de la tradición a fin de añadir algo a la realidad mediante la imaginación. ¿Cual es el cruce de caminos entre el destino individual y el destino histórico? La Revolución mexicana es el tiempo histórico de mi personaje. México mismo, su territorio, es el espacio de la novela.»

La primera Revolución mexicana, la que transcurrió entre 1810 y 1821 y consiguió la independencia de la España de los traidores Borbones, costó 300.000 almas (si, eran almas, los indios no cuentan), arrasó un país de seis millones de habitantes y creó una gran inestabilidad (caos) social y política, cuyo máximo exponente fueron las guerras civiles y las sucesivas derrotas contra los gringos. Benito Juarez, presidente de la República, tras expulsar a los franceses y fusilar al emperador de opereta Maximiliano de Habsburgo (Maximiliano I de México) en 1867, consiguió dar una organización política estable al país (jajaja) y separar la Iglesia del Estado (más risas).
La dictadura de Porfirio Díaz (1876-1910), trajo el orden, la paz y progreso (la disciplina militar, la paz de los cementerios y el progreso del capital extranjero, sobre todo el yanqui, y el suyo propio).
En 1910, el tirano llevaba 36 años en el poder, sólo la revolución fue capaz de acabar con su gobierno de mierda, instaurándose un régimen "democrático" que fue derribado por un golpe militar apoyado por los vecinos del norte. Estos acontecimientos produjeron un movimiento revolucionario, una década de violencia, de muerte y destrucción, para alcanzar las "grandes" reformas sociales (nada).
Con esta Segunda Revolución los daños fueron mayores, 700.000 muertos y 300.000 refugiados en Estados Unidos; las infraestructuras se destruyeron, la industria y el comercio se perdió y fueron arrasados ranchos y ciudades.
En 1926 comenzó la Guerra de los Cristeros, campesinos pobres, en la que perecieron 70.000 de ellos, hasta 1929 en que el PRI ocupa el poder dando estabilidad al gobierno (su gobierno) y a las instituciones (sus instituciones), e iniciando una reforma agraria, que mejoró las condiciones de vida de los jornaleros (sus jornaleros) y los obreros (sus obreros), y creó organismos de ayuda social (sus organismos, los de sus huevos), aunque a costa de que la democracia (orgánica, como la de Franco, o sea de los huevos) sólo fuese una palabra en el latón de las instituciones.

Este es el marco histórico en que transcurre la vida de Artemio Cruz, un pendejo que recuerda, más muerto que vivo, todas las chingadas que hizo en su larga existencia y como todas se justifican por el bien de sí mismo. El presente de la sangre en pudrición se mezcla con el pasado cercano de su triunfo y su poder, y con el pasado lejano de sus comienzos de (falso) héroe legendario. Recuerda el amor de aquella que dio la vida por él y como intentó en vano conseguir el amor de su esposa, que renunció a la felicidad (aunque se entregase a él con pasión en la noche) por la venganza. La vida como una partida de cartas, donde sólo ganan los que no se arredran en el envite porqué lo único que hay que perder es la vida, y esta no vale nada.

«Deseamos el mayor bien posible para la patria: mientras sea compatible con nuestro bienestar personal: seamos inteligentes: podemos llegar lejos: hagamos lo necesario no lo imposible: determinemos de una vez todos los actos de fuerza y crueldad que nos sean útiles de una vez: para no tener que repetirlos: vamos escalonando los beneficios para que el pueblo los saboree: la revolución puede hacerse muy de prisa: pero mañana nos exigirán más y más y más: y entonces no tendríamos nada que ofrecer si ya lo hemos hecho y dado todo: salvo acaso nuestro sacrificio personal: ¿para qué morir si no vamos a ver los frutos de nuestra heroicidad?: tengamos siempre algo en reserva: somos hombres no mártires: todo nos será permitido si mantenemos el poder: pierde el poder y te chingan: date cuenta de nuestra fortuna: somos jóvenes pero estamos nimbados con el prestigio de la revolución armada y triunfante: ¿para qué peleamos?: ¿para morirnos de hambre?: cuando es necesario la fuerza es justa: el poder no se comparte:
¿y mañana? estaremos muertos, diputado Cruz; que se las arreglen como puedan los que nos sucedan»

martes, 26 de octubre de 2010

Contrabando de chinos














El padre de mi bisabuelo era capitán de barco, se dedicaba al contrabando de chinos en el Golfo de México.
Los culíes embarcaban en el puerto de Shangai, escapando de la hambruna de la región cantonesa del delta del río Pearl arrasada por las inundaciones y la Segunda Guerra del Opio contra los británicos, con la qué estos consiguieron legalizar el comercio del opio y el tráfico de culíes. La travesía duraba unos cuatro meses, en la sentina de los buques se amontonaban unos trescientos chinos de los que morían unos treinta, aunque siempre había casos como el del buque ingles Duke of Porland, que llegó a La Habana el 30 de agosto de 1856 procedente de Honk Kong con solo treinta y dos chinos de los doscientos que embarcara; pero el caso más famoso fue el de la fragata cubano/española Dolores Ugarte, en la que al avistar la costa los culíes se amotinaron y el barco se incendió pereciendo toda la tripulación y seiscientos cantoneses.

El primer cargamento amarillo lo trajo el Oquendo en 1847, bergantín propiedad del hacendado vasco Julián de Zulueta, a ciento setenta pesos cada chino. Tras la Guerra de Secesión americana, con la abolición de la esclavitud en toda la Unión, y la destrucción de la industria azucarera de los estados del sur, la producción cubana se duplica para lo que necesita abundante mano de obra barata, llegándose a pagar los chinos a cuatrocientos pesos (un peso equivalía a un dólar). Los primeros que se dedicaron a este negocio fueron los antiguos negreros, pero ahora intentaron ocuparlo los ricos terratenientes para abaratar los costes de sus plantaciones, fletando nuevos buques y entrando en contacto con las mafias chinas que se encargaban de proporcionar el "Stock de Colíes" en los puertos de origen. Los emigrantes asiáticos, que cobraban cuatro pesos al mes, pagando uno por su manutención, se suicidaban en masa, pero llegaron a alcanzar, sólo en Cuba, el numero de 150.000 almas (no se si tenían derecho a alma).

El negocio iba viento en popa a todo el mundo le convenía y sobre todo tras la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos. En 1877, bajo el gobierno de Porfirio Díaz en México, se necesitaron trabajadores para construir el ferrocarril y explotar las minas, se trajeron a los chinos, una de las rutas era la de Cuba. Las embarcaciones cubanas los esparcían por la costa gringa, siendo Nueva Orleans y el puerto de Charleston los principales puntos de entrada.
Todo el mundo estaba untado, pero aquella noche de boca de lobo, se cruzaron con una nueva patrullera, la Morning Star, al mando del capitán O´rurke. Era su primer destino y al encontrarse con la goleta en la noche no supo comportarse, nadie le había advertido de que tenía que hacer la vista gorda y dejar pasar al barco, que ya mas tarde cobraría su parte del botín. Gritó ordenes de alto por el megáfono y mando artillar la ametralladora de proa. Al verse atrapado, mi tatarabuelo Carlos, mando arrojar a los chinos por la borda, soltar todo el trapo y virar a estribor, los gritos de los desgraciados se oían sobre el viento, pero lo importante era que no los detuviesen con la mercancía  La maniobra no dio resultado y la goleta fue apresada, mi antepasado fue arrestado y condenado, por tráfico de recursos humanos, a tres años de prisión.

En el penal meditó lo que haría con su futuro, le habían retirado la licencia y ya no podría volver a navegar por el Caribe, su guapa novia, Dolores, estaba pirada por él, pero era la hija segunda de tres niñas, y su padre, el marqués, no tenía dote para todas. Sí se casase con el imbécil del hijo de don Armando, el dueño del astillero, que andaba como un perrito detrás de ella, podrían conseguir un capital para volver a empezar. Tres años de cárcel no era mucho tiempo sí la perspectiva a la vuelta era una buena posición... y ya se encargaría él de Armandito.

domingo, 24 de octubre de 2010

Génesis



















Robert Crumb (Filadelfia, 1943) se obsesiona en dibujar comics bajo la influencia de su hermano mayor, Charles (que se suicidará en 1992 durante el rodaje del documental Crumb); su padre, militar profesional, lo educó en un catolicismo fuertemente conservador que le sirvió para saber que era "el bien" y que era "el mal". En 1968 publica Zap nº 1, el "comix" que iniciará el movimento underground y se verá encumbrado con la creación de su personaje el Gato Fritz, icono de la contracultura popular, con su demoledora crítica política, social y sexual. En España podíamos leer sus historias y sus neuras en el Víbora, y disfrutar de su hijo putativo, Makoki.

Hastiado de los EEUU, se refugia en 1991 en la Provenza francesa donde dedica cuatro años a ilustrar el Génesis. Ha renunciado a la crítica o la parodia que le caracterizan:
"Yo, R. Crumb, el ilustrador de este libro, he intentado lo mejor que he podido reproducir todas y cada una de las palabras del texto original, extraído de diversas fuentes, incluida la versión del rey Jaime, pero sobre todo la reciente traducción de Robert Alter del Pentateuco, Los Cinco Libros de Moisés (2004). En ciertos pasajes, si creía que mis palabras podían aclarar el sentido del texto he realizado una interpretación propia, pero me he controlado y no me he permitido demasiado a menudo tal ejercicio de creatividad, dejando la a veces enrevesada vaguedad del texto antes que trastear con un texto tan venerable."
El maestro dibuja con sus rotuladores Rapidograph, con su característico estilo de fuerte rayado y tramas manuales, hombres toscos y mujeres grandes y voluptuosas, aunque aquí los personajes intenta presentarlos de una manera más real, más humana y menos caricaturesca, dando importancia, también, a la fidelidad histórica en los paisajes, las arquitecturas, los utensilios y los ropajes. Presenta los distintos episodios de este "libro de libros", limitándose a ajustarse al texto, mostrándonos asesinatos, infanticidios, incestos, violaciones, mentiras y demás prácticas religiosas, que son las que marcan nuestra idealizada cultura occidental.
En el epílogo, lleno de notas y comentarios del dibujante, explica la importancia de la cultura mesopotámica, y del matriarcado neolítico, y como son transliterados textos babilónicos a la Biblia.

Son más de doscientas páginas en las que ilustra "un texto poderoso, con muchas capas de significado que profundizan en nuestro inconsciente colectivo, nuestro inconsciente histórico". Explica Robert Crumb: "Si mi interpretación literal y visual del Génesis ofende a algunos lectores, lo que parece inevitable considerando que el texto es reverenciado por mucha gente, sólo puedo decir en mi defensa que me he aproximado a él como un trabajo meramente ilustrativo, sin intención de ridiculizar nada ni hacer bromas visuales". Aunque no cree que la Biblia sea la palabra de Dios: "Tomo todo esto como mito de principio a fin, probablemente con una tenue relación con la realidad histórica". "Son grandes historias. Pero que la gente tome los textos como algo sagrado, heredado de Dios... creo que es bastante retrógrado".
"Es increíble pensar que durante más de 2.000 años la gente se tomase ese texto tan en serio. Estoy de acuerdo con Marx en lo del opio del pueblo. Porque leer de cerca la Santa Escritura del Génesis y considerar que es una guía moral, es estar completamente loco."

No hay duda de que quien sólo lee un libro, por muchas veces que lo lea no dejará de ser un idiota, Don Quijote leía muchos libros distintos y aunque fuesen idioteces lo que en ellos estaba escrito, el comparar y relacionar unos y otros hizo del hidalgo un héroe visionario en vez de un fanático integrista lleno de odio y represión.

viernes, 22 de octubre de 2010

Zygmunt Bauman













Ayer fueron hechos públicos los resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida 2009 realizada por el Instituto Nacional de Estadística, según los cuales el 20% de la población española se encuentra por debajo del umbral de la pobreza. Quisiera relacionar estos datos con la entrevista realizada por Daniel Arjona a Zygmunt Bauman y publicada, también ayer, en el diario El Mundo:

«Alain Touraine y Zygmunt Bauman recogen este año el premio de Comunicación y Humanidades por crear “instrumentos conceptuales singularmente valiosos para entender el cambiante y acelerado mundo en el que vivimos”. La 'modernidad líquida' de Bauman es tal vez el concepto más original y esclarecedor de la sociología actual.

A sus 85 años Zygmut Bauman (Poznan, 1925) ha atravesado el siglo XX sin perder pie en sus más oscuros recovecos para alcanzar el XXI pleno de experiencia y lucidez. Residente en Gran Bretaña desde los 70, tras huir sucesivamente de los nazis alemanes y los comunistas polacos, antisemitas todos, a sus estudios sobre el Holocausto siguieron los fundamentales analísis sociológicos de la contemporaneidad que le han dado fama mundial. ¿Quién no se ha topado con el concepto de “modernidad líquida”, con la noción del fin de las clases medias y la eclosión de “los nuevos pobres”? ¿Cómo no sentirse interpelado por sus advertencias acerca de la disolución de las seguridades de la sociedad del bienestar, del auge de la incertidumbre, el miedo y el olvido?

- Y sin embargo, en su obra aún prende un rescoldo de optimismo.
- Me niego a abandonar la esperanza de que haremos lo que se debe hacer. Aunque no resulta evidente, tal y como están las cosas hoy. La tendencia a la desigualdad, que según los registros aumentaba de manera constante hasta hace poco, se ha invertido. La diferencia entre la renta per cápita que separa a los países desarrollados del resto del mundo seguía creciendo hasta hace poco tiempo, mientras que la diferencia entre los ricos y los pobres en todos o casi todos los países del primer mundo disminuía y el tema de la desigualdad social parecía firmemente bajo control en ellos... La situación actual es exactamente la contraria: el PIB de los países más ricos y de los países más pobres está acercándose e incluso colmando la diferencia que les solía separar, mientras que la distancia entre la cabeza y la cola de la jerarquía de la riqueza y de los ingresos en muchos de los países desarrollados ha vuelto a su envergadura de antaño, olvidada hace ya tiempo.

- Nace así una nueva pobreza en los países avanzados. ¿No hay futuro para la clase media?
- La clase media, esto es, la gran masa de población que se extiende desde los que se encuentran en la parte más alta y cuya riqueza está garantizada hasta los de la parte más baja, que tienen garantizada su pobreza, está destinada a durar tanto como la sociedad dirigida por el mercado. Pero actualmente está viviendo unos tiempos difíciles y muchos de los países endeudados hasta el cuello, que temen nuevos recortes y despidos y que afrontan la necesidad de reducir drásticamente sus niveles de bienestar, revisan a la baja su modo de vida. Hace más o menos una década, el gran pensador estadounidense Richard Rorty insinuaba que, tras décadas de “aburguesamiento del proletariado”, entraríamos en una época de “proletarización de la clase media, es decir, de la “burguesía”. Hoy en día, la insinuación de Rorty parece cada vez más una profecía que se está cumpliendo...

Menos opciones
- ¿La crisis acelera la tendencia que usted señala hacia la modernidad líquida y las identidades flexibles?
- La modernidad sigue siendo tan líquida como antes, incluso más que antes de la crisis actual, y por eso las identidades sólo pueden seguir siendo flexibles. Sin embargo, lo que cambió el hundimiento del crédito es el abanico de posibilidades que se abrió ante esas “identidades flexibles” y su capacidad para elegir e imponer lo que elijan. Para muchas personas el número de opciones probablemente se reducirá, la capacidad de elegir disminuirá radicalmente. Las generaciones más jóvenes que entran ahora en el mercado de trabajo se enfrentan a una fragilidad social que la mayoría de sus padres pudo evitar: los horrores del empleo a corto plazo y su debilidad, y asumir la necesidad de aceptar la degradación social y el drástico recorte de las ambiciones personales. Incluso la perspectiva de la humillación personal y el rechazo de la valía y la dignidad, esas pruebas del destino tan potencialmente dolorosas para la autoestima humana...

- ¿Y la felicidad?
- Hasta la reciente crisis la visión del mundo se construía sobre el “disfrute ahora y pague más tarde”. La felicidad estaba casi totalmente basada en una mayor libertad: más opciones, más cambios, más deseos y más emoción, experiencias no probadas y sensaciones deliciosas. Todos los demás problemas se resolverían solos. Pero actualmente nuestro mundo padece claustrofobia, cada vez más repleto de competidores. La protección de lo que ya tenemos está a la orden del día, más que la persecución de lo que todavía no tenemos. La seguridad se está desplazando, despacio aunque de manera constante, hacia el lugar que hasta hace poco ocupaba la libertad: “Asegurémonos de que nadie nos quita lo que ya hemos conseguido, más que preocuparnos de conseguir más” se convierte en el lema del día. La “seguridad” se eleva a valor supremo. Los Gobiernos buscan legitimar su poder a través de la demostración de su dureza con la criminalidad, la inmigración o el terrorismo.

Más allá de toda duda
- ¿Por qué afirma que la izquierda ha olvidado su compromiso de defender a los pobres?
- Bien, una de las razones es porque es verdad, más allá de toda duda razonable. Los partidos de izquierdas han abandonado en general -en el ejercicio de su gobierno, pero, cada vez más, también en sus declaraciones- la causa del más débil: de los pobres, de los humillados, de los abandonados o los discriminados. Olvidaron e incluso rechazaron abiertamente los dos principios axiomáticos en los que se basa la crítica izquierdista del statu quo: primero, que la comunidad tiene el deber de asegurar a cualquiera de sus miembros frente a un infortunio individual, y segundo, que la calidad de la sociedad debería medirse, no en función del bienestar medio de sus miembros, sino del de sus partes más débiles. En su lugar, compiten con la derecha política por allanar el camino al gobierno de los mercados y de la filosofía que fomentan con hechos y palabras, a pesar de la creciente injusticia, la desigualdad y el sufrimiento que ello conlleva. Mientras, la extrema derecha y los movimientos populistas recogen los postulados que la izquierda abandonó pretendiendo ser sus engañosos defensores, mientras desvían a la gente del verdadero origen de su desgracia.

- Sus tesis seducen a los antiglobalizadores. ¿No observa una globalización positiva?
- Hasta ahora, sólo hemos presenciado la globalización negativa, es decir, la globalización de fuerzas como las finanzas, el comercio de materias primas, la información, la criminalidad, el terrorismo, las drogas y el tráfico de armas que son fuerzas que, a pesar de sus profundas diferencias, están unidas por su costumbre y su intención de “violar las fronteras”: por su resistencia, su rechazo y su inobservancia de las leyes locales, los valores, las costumbres y los intereses y por el incumplimiento de la voluntad de los “nativos”. Todavía no hemos empezado en serio la globalización positiva: la ardua lucha para diseñar, construir y poner en marcha unas verdaderas instituciones políticas y judiciales globales y con iniciativa, con el derecho y la capacidad de controlar y supervisar las actividades de todas esas fuerzas actualmente desenfrenadas y de adelantarse a las consecuencias destructivas y catastróficas de sus promesas.

La tierra de Cervantes
- ¿Qué valor tiene para usted el premio Príncipe de Asturias?
- El Príncipe de Asturias es más importante para mí que cualquier otro galardón porque viene de España, la tierra de Miguel de Cervantes el autor de la mejor novela que jamás se ha escrito y el padre fundador de las humanidades. Cervantes fue el primero en lograr lo que todos los que trabajamos en las Humanidades tratamos de hacer con un éxito dispar. Como dijo otro novelista, Milan Kundera, Cervantes envió a Don Quijote a rasgar los telones cosidos entre sí con remiendos de mitos, máscaras, estereotipos y prejuicios, cortinas que cubren firmemente el mundo en el que vivimos y que nos esforzamos en comprender. Pero estamos destinados a luchar en vano mientras el telón no se alce o no se rasgue. Don Quijote no era un conquistador, fue conquistado. Pero en su derrota demostró que todo lo que podemos hacer frente a esa ineluctable derrota llamada vida es tratar de comprenderla.»

domingo, 17 de octubre de 2010

Vacaciones 2


Encendió un pitillo mientras miraba como se alejaba, llevaba tanto dorado encima que parecía un Ferrero Rocher, todo el mundo la conocía en el pueblo como "Mari la ladrona", lo que pasa es que sus hurtos en tiendas de ropa y joyerías eran nimierías comparado con los robos a firma (y sello del ayuntamiento) armada que realizaba su marido. Hacían buena pareja, él era un neurótico con aires de grandeza y la ira a flor de piel, y ella era una imbécil redomada. El regidor utilizaba a sus fieles perros, el arquitecto y el jefe de la policía local, para abrir y cerrar obras y locales a su antojo. Bajo lo que el llamaba "la dignidad y el respeto a que obligaba su cargo" ocultaba el más rancio ordeno y mando de su autoproclamado, por él y por los gacetilleros locales, carisma y liderazgo. Lo que simplemente era auténtica democracia orgánica, es decir, la democracia de los órganos, o sea huevos, o como tanto le gustaba decir al alcalde: —Por mis cojones.
En este plácido ambiente era donde nuestro hombre estaba de vacaciones, las tapas eran baratas y los gin-tonics cargados, el problema es que empezaba a ser conocido. Sus simpáticos comentarios sobre el servicio de los camareros y las condiciones de los locales no eran muy apreciadas por los hosteleros, como tampoco eran apreciadas las diatribas con que regalaba a la fauna pera, que poblaba las terrazas. Un solitario huraño, al que perdonar sus manías, siempre que pagase por supuesto, aunque mas que asocial lo que solían llamarlo era anormal, junto con otros epítetos no menos cariñosos como faltoso, babayo, maricón o cabrón, sobre todo estos últimos a partir de las dos de la mañana, cuando su creatividad estaba en plena efervescencia. Cuando la primera dama (o japuta del pueblo) le pidió fuego apenas eran las cinco de la tarde, y tal vez, por ser la hora tan torera, o por sentir la puya del odio de clase, el hombre escuchó el clarín, y antes de que la personaja se fuese le regalo una frase:
—Si en vez de culo tuvieses cerebro, andarías a cuatro patas —por suerte nadie entendió el piropo, el ruido del vaporizador de la leche y las voces de los jugadores, impidieron su propagación—.
Así que volvió a su lectura, al coñazo de El país, le sucedió el humor disparatado de La razón, aunque despertó mas su interés la conversación de la mesa de al lado donde estaban comentando la denuncia contra el registrador de la propiedad, por parte de un heredero frustrado, que tras volver de Bélgica se encontró con que la casa de su abuelo, muerto estrapayado por su Pascualín al intentar atravesar la finca a toda hostia, ahora estaba a nombre de la mujer del registrador, la notario del pueblo de al lado.
Los tertulianos, eran tres, los tres con polo, náuticos encerados y ricitos tras la gomina. El más enterado llevaba unas gafas colgando de una cadena, para hacer como que sabía leer, y parecía que le habían encerado la calva. El más joven, de unos treinta y cinco años, eterno opositor a abogado del estado, como su héroe Franquito, asentía con la cabeza a todo lo que decían los mayores, y de vez en cuando decía: —Jolín con el registrador.
El tercero en discordia se frotaba las manos con fruición y cada vez que pronunciaba la palabra millón, de euros, de pesetas, de metros cuadrados, de lo que fuese, le brillaban los ojos como si acabase de ver a la Virgen María en bragas. Parecían el Dúo Dinámico, pero en tres, para hacer mejor los coros.
Pidió otro gin-tonic, advirtiendo, inútilmente, al zangolotino de que lo quería en vaso de sidra y con limón exprimido, y afiló el oído en busca de la escritura perdida.
—Pues si —dijo el de la calva encerada, que debía ser abogado o portero de la calle Cervantes de Oviedo, por la pinta de gilipollas— resulta que no es la primera vez que pasa, que yo ya se lo oí a don Servando —el cura del pueblo, famoso por sus lios con una sobrina que se tuvo que marchar a toda prisa y no volvió hasta pasados cinco meses— me contó una vez que andaba detrás de una finca, que era propiedad de una vieja que vivía sola y a la que no se le conocia familia; era un prao muy bueno, bastante llano y con frutales. Pues andaba él allí todos los días venga que dale a la beata, que sí Santa Rita, que sí San Genaro, que sí el Papa..., y cuando creía que ya la tenía a punto de caramelo resulta que va la señora y estira la pata, pero el pater ya tenía preparao el testamento, así que le puso un garabato como el de la vieja y a correr. ¿Pero que pasó, os podeis creer, que cuando fue a registrar la propiedad a nombre de la Iglesia, resulta que ya estaba a nombre de otra persona?
—Jolín con el registrador —dijo el opositor mientras se persignaba, creyéndose Gracita Morales o cualquier otro personaje de ese programa de televisión que le gustaba tanto porque le recordaba a esa España imperial, de la que le hablaban sus mayores y que él apenas pudo disfrutar—.
—¿Pero como es posible? —exclamó Pepito, que era el dueño de la pastelería donde paraban los autocares de linea, y el propietario de tres pisos que alquilaba a los peregrinos que hacían el Camino del Norte, en verano y a los negros que venían a trabajar en la construcción del nuevo dique del puerto en invierno, a doce personas por piso y con derecho a nada— Si don Fernando es un señor muy serio y ademas está casado con Enriqueta la notaria de Alcurnia de Abajo.
—Pues ya ves Pepito, y además me han dicho, que se va a presentar a las elecciones a diputado autonómico, que el partido necesita de gente de categoría y que la dirección regional apuesta por él, que está muy bien visto en la capital, sobre todo desde que invitó al Presidente a la fiesta que organiza todos los veranos en su casona. Y que el Presi eufórico después de haber visto actuar a Chayanne, le cogió por el hombro y le llevó a un aparte y de dijo:
—Fernando, el partido necesita de gente de tu valía, tengo puestas grandes esperanzas en ti, y ahora preséntame al cantante antes de que se enfríe.
El hombre miraba las letras esparcidas sobre la mesa, mientras se regodeaba con la información oral y con el provecho que le iba a proporcionar esa historia. Apuró el cacharro mientras se marchaban los cotillas, que abandonaron el café con la cabeza erguida y la barriga dentro, como cuando estaban en la tuna de la facultad de derecho y el dueño del bar les decía:
—A cantar a la puta calle.

CONTINUARÁ

lunes, 11 de octubre de 2010

Carne y sangre


Solomon Burke.-Carne y sangre

Ven y siéntate a mi lado
Eso vas a hacer por ahora
La noche ha llegado y me dejó
Sólo la luz que le permiten
Vamos hablar de mi nombre
Llena mi cabeza con todos los sueños tontos
Mi carne y la sangre
No es más real para mí
De lo que parece
Mi amor por ti se está quemando
Al igual que una chispa a lo largo de un fusible
Siento ahora tu marca en mí
Tan cierto como la mano que sale de la herida
La vida es para los vivos
Y la vida viene difícil para algunos
El resto de nosotros con la carne y la sangre
Hacemos que sea difícil
Todo lo que siempre quiso
¿Fue la libertad de rechazar?
O algo por mi cuenta no fue capaz de amar lo suficiente
Odiar
Para perder
La fiebre en el cerebro
Está llenando de humo lo que hay detrás de mis ojos
Pero la parte de mí que quiere cambiar
Las luchas de la parte de mí que lo intenta
Ven a ver la luz dorada
Porque he vuelto a la luz de oro
A veces, Dios sabe
Tienes que aprender a brillar, brillar, brillar brillo, brillo de oro.
Salir de la oscuridad
Y por un momento
Sólo estoy viviendo por tus besos, tus labios, tus besos, tu beso
Y ahora, por ahora, nuestra carne y sangre
Es más real que esto
Más real que esto ...

domingo, 10 de octubre de 2010

¿Recuerdas?













¿Dónde, dónde, dónde?
En la noche, en el frío.
Pasado el tiempo,
en el tiempo pasado,
donde me dejaste,
junto a las lápidas,
en el recuerdo de mar.

¿Te acuerdas cuando navegamos
aquel verano,
cuando me dijiste
que había llegado a tí,
que el tiempo era nuestro?
¿Recuerdas el viento?

¿Alguna vez te acuerdas del mar,
azul como nuestras esperanzas?
Si, aquel futuro que no tuvimos.
¿Dónde se cayó todo aquello?
¿Dónde, dónde, dónde?

¿Dónde apareció la noche negra,
la fuga del tiempo?
¿Recuerdas el viento?
¿Recuerdas el mar?
¿Recuerdas algo?
El viento.


viernes, 8 de octubre de 2010

Vacaciones 1


El pueblo transmitía alegría, el sol rebotaba sobre los tejados de pizarra y hacía saltar chispas a la cuarcita, las gaviotas chillaban llamando a rebato con la llegada de los barcos, y los adolescentes se zambullían, lanzándose desde el espigón. Había hombres en los cafés y mujeres, abuelas, paseando niños pequeños por los jardines, las madres debían estar tomando el sol o retozando con sus amantes. Entre todo aquel veraneo había alguien que no estaba de acuerdo, porque por suerte, siempre queda alguien que no esta de acuerdo. Nuestro hombre estaba solo y también cansado, hacía tiempo que vagabundeaba por las calles y los callejones, así que conocía bien la historia. Era media tarde y hacia calor, no quiso ir a la playa a ver los cuerpos al sol, así que se fue a un bar y pidió un gin-tonic.
—¿Como va el verano? —preguntó—, y el camarero con una mirada bovina, de recien llegado de pastar, se encogió de hombros.
El hombre se sentó en una mesa de marmol blanco, como si estuviese en un campo santo, y abrió el periódico.
—La misma mierda de todos los días —pensó, pero empezó a leer por las páginas de deportes—.
El hortera del Madrid había vuelto a fichar a un mirlo blanco, o a un burro ciego, para la cuadra del Bernabeu. Más de uno ha vuelto a llenarse los bolsillos, otra primera página para el As, el baluarte de la prensa progresista (psoista), cuyo mayor nivel cultural era la chica en cueros de la contraportada a mayor gloria de la libertad de expresión y de la ministra de "igual da", mientras yo cobre.
Todos estos pensamientos corrieron por la cabeza del hombre mientras pasaba las hojas de la prensa nacional, que es como se llama en provincias (autonomías, menos donde mandan los hijos del movimiento, del moviento fascista ese, de ayer y de hoy y de siempre, donde los hijos heredan lo que les dan las patrias de sus padres, que ahora se llaman naciones) a la prensa de Madrí, ese sitio lleno de advenedizos, donde se llenan la boca de nación y patria frente a la de los otros advenedizos, que en vez de irse a Madrí se fueron a Barcelona, Valencia o Bilbo donde los obispos reinan.
La tarde transcurría, pues, como cualquier otra, los turistas y los veraneantes, en este pueblo no hay turistas, hay veraneantes, porque es un pueblo de alcurnia, de Alcurnia de Arriba, el periódico que leían los padres de estos fachas de Ralph Lorent, ahora reconvertidos al PP, a mayor gloria de Dios y de las recalificaciones urbanísticas; entraban y salian del café como si buscasen algo entre las botellas, nunca el tiempo perdido, ya que para eso es necesario sentir el haber perdido algo y ellos lo han ganado todo: apartamento en la playa, cochazo, mujer rubia de bote, chocho ... , hijos super pijos, como papi, y amante en la ciudad.
Dos mesas mas allá se desarrollaba una partida de tute, o de brisca, que no se que es peor, entre los típicos alaridos de alegría y cagamientos de derrota; la que mas gritaba era la mujer del que había ganado, porque había perdido ella, claro, y esta noche se iba a enterar, y el resto de la noche, y de los días, como siempre, pero él como ya lo sabía le daba igual porqué se estaba tirando a su compañera de cartas.
En la mesa más cercana, un famoso de la televisión venido a menos jugaba al mus, con una pandilla de aborigenes serviles que recogían las migajas del éxito del compadre. Así que como iba diciendo, la tarde discurría sin mas sobresalto que el entrechocar de los pocillos sobre la cafetera y el ruido del molinillo del café, tambien molestaban bastante los golpes de las fichas del dominó y los llantos de los bebes, entre viejas vestidas de boutique. De pronto una mujer se acercó a la mesa del hombre.
—¿Tiene fuego?
—No fumo —por el culo te daría fuego, pensó mientras miraba como se daba la vuelta la mujer del alcalde—

CONTINUARÁ

jueves, 7 de octubre de 2010

En la gasolinera


















Te veía hablar en el instituto con tus amigas, te veía tan guapa... Te veía en el barrio pasear al perro, te vi también en el cine y una vez te vi en la feria. Conocía a tu hermana y sabía que te gustaban los chicos altos, también sabía como levantabas la voz para parecer una chica dura. Sabía que no tenías miedo, (y que) eras una chica preciosa. Cuando te veía sonreír mi vida se detenía y las olas quedaban congeladas en un único movimiento de ida sin vuelta. Nunca me atreví a decirte nada, eras tan guapa y yo tan poca cosa.
Aquella tarde cuando entré en la gasolinera, después de llenar el deposito y pagar la cuenta, fui a lavarme las manos y allí te encontré. Tenías un colocazo de puta madre y te echaste encima de mi. Me dijiste que me necesitabas, que te ayudase, que estabas en un apuro, que me apreciabas mucho, que siempre te había gustado, que era muy guapo. Y mientras me metías mano me decías que necesitabas dinero. Me bajaste la bragueta e intentaste sacarme la polla, decías que yo te gustaba mucho y que necesitabas dinero.
Te follé allí, en el váter, contra los azulejos, contra el suelo, estabas flaca, pero tus tetas gordas me la pusieron dura. Fue el polvo de mi vida, recuerdo como llorabas tirada en el suelo cuando me marché.

martes, 5 de octubre de 2010

Turner























William Turner (1775-1851) nació y murió en Londres, a la orilla del Támesis, en el corazón de las tinieblas, de donde los grandes barcos partían a aventar un imperio de expolio y racismo por todo el mundo. Cuando William cumplió diez años, tras la muerte de su hermana pequeña, su madre fue ingresada en un manicomio. Su padre estaba orgulloso de sus habilidades como dibujante y tenía la barbería llena de sus dibujos. A los catorce años ingresa en la Royal Academy School, donde adquirirá el dominio de las distintas técnicas pictóricas, sobre todo de la acuarela, que le servirá para poder plasmar los paisajes y las horas de sus vagabundeos; el viaje será una de las características del hombre romántico, el escape de la monstruosa ciudad industrial, en busca de la naturaleza, donde habita la belleza y por tanto la bondad. Con sólo veintisiete años será nombrado miembro de la Academia. Sus constantes viajes, en busca de paisajes, así como el estudio de los clásicos, y los contactos con los más afamados pintores de la época lo convierten en un pintor muy apreciado por una clielentela aristocrática y pudiente.

En 1815 Turner pinta Dido construyendo Cartago. El auge del imperio cartaginés. Tras su primer viaje a Italia, había quedado deslumbrado por la obra de Claudio de Lorena, apareciendo en sus cuadros detalles italianizantes y utilizando esquemas compositivos del pintor francés. Presentó el cuadro en la exposición de la Royal Academy donde recibe críticas diversas pero sir George Beaumont (poderoso diletante y conservador tanto en la política como en el arte, donde denostaba la estética romántica que se quería salir de los rígidos corsés de la Academia) ataca la obra: "El cuadro está pintado de un gusto falso, no conforme con la naturaleza; el color discordante, falto de armonía, se asemeja al de los pintores franceses que hacen sus experimentos en la imitación de Claudio, pero reemplazan su pureza y su justa armonía por violentas contraposiciones de marrones y otros colores cálidos con tonos fríos como los azules y los grises", opina el fundador de la National Galery que el exceso del color amarillo patea el recuerdo de la obra de Lorena, su armonía y su perfección. Turner se negó a vender el cuadro, al que consideraba su obra maestra, además en su testamento lo deja en herencia al estado (además de 320 óleos y 19.000 acuarelas y apuntes), exigiendo que sea expuesto en la National Galery al lado de Puerto con el embarque de la Reina de Saba, lienzo del paisajista barroco, donde el sol naciente se sitúa en el centro del cuadro, en el punto de fuga del horizonte, donde es reclamada la mirada del espectador. El contraste entre la claridad del sol y la obscuridad de las construcciones clásicas, con una perspectiva en fuga, crean un gran efecto de profundidad. La maestría del pintor francés resulta patente y Turner quiere estar a su altura presentando una composición similar, utilizando el tema de Dido, la princesa fenicia que funda Cartago, y que se enamora de Eneas a su vuelta de la guerra de Troya; la princesa enamorada del héroe lo colma de favores y bienes, pero no consigue retenerlo  y al abandonar Eneas Cartago, Dido, desesperada, se quita la vida. Pero el verdadero protagonista de la obra es el sol, la luz. El alejamiento de Lorrain era deliberado en Turner, que al ir "más allá" de la armonía del cuadro clásico, quería demostrar su independencia y como él era capaz de crear una visión propia y del mismo nivel artístico.

Gustaba Turner de acompañar sus obras de poemas que él mismo escribía, como el titulado Las falacias de la esperanza que termina así:
«¡Esperanza, esperanza, falaz esperanza!
¿Dónde está ahora tu mercado?»
Los versos reflejan la depresión por la que pasó en su última época, al morir su padre, con el que convivía. A partir de entonces las pinturas al óleo de Turner se apartan de las formas académicas, salpicando los lienzos de pigmentos y haciendo abundante uso de la espátula y del difuminado. Su técnica respondía a su preocupación, con un color y un tratamiento cada vez más violentos, cada vez más pesimistas, presentando el conflicto de las fuerzas elementales. Los componentes convencionales del paisaje pierden importancia. Todo se convierte en agua y luz. Las figuras desaparecen de los cuadros llenándose estos de color y fuerza creativa.
Partiendo de la acuarela ha conseguido dominar la técnica del óleo consiguiendo plasmar la idea de Hegel "encontrar en la naturaleza exterior un eco que responda a nuestra alma".
De lo bello, de lo pintoresco de la pintura clásica, que era la que demandaban sus compradores, que le habían hecho rico, Turner evoluciona a lo Sublime, una categoría estética, derivada del escritor griego Longino, y que consiste en una belleza extrema que produce una pérdida de la racionalidad y un gran placer estético, llegando a provocar dolor al no poder asimilar tan fuertes sentimientos. Para Kant lo sublime es "lo que es absolutamente grande" y su visión causa un displacer enraizado en el miedo debido a la inadecuación de nuestras ideas con nuestra experiencia. Edmund Burke presenta en 1756 lo bello y lo sublime como dos estados que se oponen, como la luz y la obscuridad. La belleza puede brillar bajo la luz, pero el exceso de esta puede cegarnos, impidiéndonos ver, como en la obscuridad, siendo la imaginación la que nos hace ver algo "oscuro, incierto y confuso" un horror que nos produce el placer estético de lo sublime.
"Ha despojado al sol de su derecho de primogenitura para crear las sombras" esta diatriba lanzada contra Turner, por un reverendo furioso lleno de presunción y de estupidez, refleja el sentir de sus contemporáneos ante sus últimas obras, incluso para Monet, el arte de Turner era un arte fallido, lleno del "exuberante romanticismo de su imaginación", sin darse cuenta de que "el romanticismo es tal vez la más radical e importante revolución mental de los tiempos modernos" (Isaiah Berlin).