Fragmento de espanto o los fluídos del sueño.- Manuela Mora
A las seis de la mañana desperté con la sensación de algo viscoso y caliente empapando mi tronco. En la oscuridad de la noche palpé la sustancia espesa y sin saber porqué me la llevé a los labios, impregnada en la punta de los dedos. El sabor a herrumbre no dejaba lugar a dudas sobre su naturaleza y origen. Lejos de asustarme, busqué con calma la perilla de la luz y me revolví como un cerdo en su pocilga para alcanzar la mesita de noche. A esa hora imprecisa en que los pensamientos pasan del etéreo mundo de los sueños a la consciencia de la primeras luces de la memoria, recordé la herida y el puñal. Mis ojos se abriron con la señal inconfundible del espanto y comencé a temblar. Castañetear de dientes y espasmódicos movimientos de mis manos hasta dar con la rebelde perilla.
Se hizo la luz sobre la encarnada cama y sobre mi camisón aterido. No sé qué me pudo inducir esa sensación, pero ver como la sangre se precipitaba cuerpo abajo deslizándose por mis huesos, como el riachuelo que se arrastra en el lecho pedregoso de su nacimiento, me consoló. La vida se me iba por aquel agujero desposeído. Podía sentir la debilidad al compás con la corriente. El sonido brotando del torrente sanguíneo. El duermevela que sobreviene cadencioso...
Se hizo la luz sobre la encarnada cama y sobre mi camisón aterido. No sé qué me pudo inducir esa sensación, pero ver como la sangre se precipitaba cuerpo abajo deslizándose por mis huesos, como el riachuelo que se arrastra en el lecho pedregoso de su nacimiento, me consoló. La vida se me iba por aquel agujero desposeído. Podía sentir la debilidad al compás con la corriente. El sonido brotando del torrente sanguíneo. El duermevela que sobreviene cadencioso...
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ResponderEliminarTiene gracia que hayas elegido precisamente esta obra (un fragmento) para ilustrar el relato. Es la parte central del Tríptico pintado por Bacon en 1962 "Tres estudios para una crucifixión". Se cuenta entre las consideradas mejores obras de arte de todos los tiempos. Dicen los expertos que tiene influencias del Guernica de Picasso, pero se me ocurre que no se referirán con ello al color... La masa humana desfigurada por el dolor extremo. La fuerza del dolor acompañando a la expresión de la razón, ambas en la totalidad de su fuerza.
ResponderEliminarVaya,relatos encadenados.Yo lo terminaría así:
ResponderEliminarQué ironía ,pensé con una sonrisa triste,para una vez qué no es mi sangre no me queda más remedio que ver policías y jueces.
Ahora en serio,Manuela, me ha gustado tu relato,ha sido una sorpresa.
X-C,necesito otra lección magistral de arte respecto a ese tríptico.En principio es repulsivo y delirante (como la vida y más aún la muerte).
Este cuadro lo pintó, cuando su amor, su amante, su amigo, su eterno compañero de borrachera decidió suicidarse en Tanger bebiendose a los niños y a todo el desierto.
ResponderEliminarLa belleza del cuadro es espectacular, su hermosura recuerda al Cañon del Colorado.
Un tríptico, Bacon ha utilizado un soporte medieval, donde se plasmaba una narración bíblica a los siervos, la narración del miserable nacimiento del feto de Dios y su muerte, aun peor, traicionado por los hombres.
Bacon no utiliza el tríptico a la manera de un tebeo, como si fuesen tres viñetas, sino que lo hace como si fuese el invento de Abel Gance en "Napoleon", las narraciones transcurren a la vez y lo que hace el tríptico es encerrarnos en la historia, meternos en la jaula.
El monstruo tirado y reventado en la cama es un ser humano, como un monstruo de feria expuesto a la ignorancia y la maldad de los miserables, de esos mismos hombres que crucificaron a Cristo (y compraron todos sus cuadros, hasta su vómito compraron), su cara recuerda, no a ningun personaje del Guernica, sino a una de "Las señoritas de Avignon", a la que tenía puesta la máscara negra, de alguien que venía del "corazón de las tinieblas", donde el hombre es hombre, porque no tiene que reprimirse y su primigenia alma de fiera es libre.
Bacon no es expresionista, eso dice la gentuza que compra sus cuadros, Bacon es absolutamente realista, su ídolo es Velazquez (por eso viajaba todos los años al Museo del Prado, donde murió) y todo lo que pinta es la puta realidad, ese sitio en el que vivimos y morimos, el lo dota del rojo para asemejar iconograficamente a ese infierno medieval del fin del mundo,está claro que el fin del mundo es esto, esa cama en soledad, o tal vez en compañía, esa cama donde vivimos como morimos, solos, sin destino, sólo descomposición.
¿puedes comentar un poco las otras figuras del tríptico?.Sobre todo la de la derecha, es apabullante.
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