miércoles, 24 de marzo de 2010
J
J de jodidamente muerto.
J de juntos hasta que la muerte nos separe, en el dolor y la enfermedad, y bla, bla, bla...
J de Jesusito de mi vida, cuatro esquinitas hay en mi cama, ¿cual de los cuatro será el mejor? este compró un huevo, este lo frió y esta por ser la más gordita... ¡se lo comió!
J de Jericó, la ciudad orgullosa, que vió como se derrumbaban las murallas al soplido de las trompetas, y contemplo inútil como sus hijos eran devorados.
J de ja, ja, ja, ja, ... me gustaría saber de que cojones te reías, aunque bien que lo sé.
J de anzuelo, con el que me atravesaste la lengua y la respiración, ese pedazo de alambre doblado que hacía que cada vez que hablase o me moviese un poco se espetase en mi cerebro como si me estuviesen haciendo una trepanación.
J de jodidamente jodido, ese sitio donde tenía que acostarme todas las noches.
J de jamás pensé que esto podía pasar.
J de "te juro que..."
J de jambas esas por las que te fuiste llevándote todo lo que yo era.
J de "jodía la maldita la gracia que tenías"
J de "Juntos hasta la muerte" cuando Virginia Mayo agoniza en el amor.
J de "la joya de la corona", eso que yo te di, mi vida, la vida entera.
J de jamás te perdonaré.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El de la foto no está muerto....
ResponderEliminarMe encanta tu abecedario,es de lo qué más me gusta del blog.
No, no está muerto porque es una escultura de silicona y pelo, confeccionada por Ron Mueck, al recuerdo de su padre, "Papá muerto", se titula, y yo no sé si eso es arte o no, tendría que verla y sobre todo tocarla, pero lo que si sé, es que es demoledora, el recuerdo de mi propio padre muerto me vino a la cabeza y avivó unos recuerdos que tenía sepultados por una losa de tiempo e ignorancia.
ResponderEliminarLa frialdad del hombre muerto, parece más bien la frialdad de un hombre vivo (muy bien dices
que no está muerto), de yo mismo tumbado en la cama mirando al techo sin saber si me acabo de acostar o de si es la hora de levantarse, sin querer estar en la cama y sin querer levantarme. El frío de la vida vacía, sin esperanzas, sin ilusiones, sólo el pensamiento repetido una y mil veces de que es lo que he hecho mal, porqué ha pasado esto, porqué estoy aquí ahora solo, de cuando se acabará esta pesadilla; son las tristes meditaciones de un hombre, de cualquier hombre que viaja en la soledad del duermevela de la realidad del día, la vida, al sueño de la noche, la muerte.
Una escultura...Un muerto jamás tiene ese color.
ResponderEliminarUna de las cosas más extrañas que he vivido(y lo he visto muchas veces,demasiadas),es contemplar la muerte de un ser humano.Nunca me acostumbro,con morbosa fascinación veo cómo en un segundo,menos,la muerte se apodera de ese ser,que ahora no es nada.Ya no está.Permanecerá caliente bastante tiempo,pero da igual,solo es carne,carne muerta.Y todos sus afanes,sus luchas,todo lo que ha aprendido,sentido,amado y odiado han desaparecido para siempre.
Con el color no hay engaño posible.Tras ese segundo,menos,aparece el gris, violáceo en algunos puntos,un gris que no se parece a nada y que al verlo piensas:se acabó.