Yo carezco de inteligencia
no tengo ningún sentido de la realidad.
─¿Arley, tú cuando te duchas te limpias el culo?
─¡Punto en boca, Paco!
Y acaba de pasar la barra.
─¿Y por qué no fregaste este cacho?
─¡Calla! que el jefe está muy intenso.
¡Este pelao me está asarando!
Me desangro
con los taburetes arriba
y el sonido de la escoba.
─Otra botella, Arley.
Otra botella (a media luz)
(a media muerte)
Todo lo que espero es oírte,
pero tu voz ha desaparecido
como si fuese la Atlántida.
Busco burbujas
en la sidra que espalma,
ya no hay serrín
pero podrían utilizarme a mi
para alfombrar el suelo,
ya estoy triturado
como si fuese detritus,
una picadura de palabras
y sesos, de sueños,
sueños malditos
de aquella bruja
(la que nos maldijo).
Beso a la Muerte en la cama
la beso con fruición,
con saña.
Me enfrento a Ella sin miedo,
de tú a tú,
de igual a igual;
le hablo de ti
pero a Ella no le importa.
Me quita los pantalones
y deja al aire
todo el amor,
para ella es fácil aplacarme.
Me devora
como si estuviésemos
en un confesionario.
Hacemos el amor tan frío
como comer un polo de hiel,
como si tuviese que
follarte después de
decirme adiós.
─Ya no te quiero.
─Ya no estoy enamorada.
─Ya no me gustas.
La vida es tan bella
como un desfile de elefantes
con los colmillos arrancados
y las patas acuchilladas.
Solo quedan los payasos,
es hombre que baja al túnel
del metro y pone un
sombrero en el suelo.
Ya no opina,
apenas tiene pintura
para la cara,
y hace como que toca
una guitarra de cartón.
Repetirá el nombre
de sus padres
se su mujer
y de sus hijos
(ya ninguno esta).
Y él que fue tan sabio,
que era el rey de los payasos,
morirá,
solo,
en el túnel,
en el fondo.
foto X-C