martes, 9 de marzo de 2010

La primera vez que te vi













Intento recordar el amor, la primera vez que te vi, tu camisa de cuadros azules y negros y tus vaqueros Lee, casi me desmayo; nunca había visto nada igual, eras tan hermosa... pensé que eso era la vida, que todo lo que había leído, lo que había visto, lo que había soñado eras tú, tus ojos grandes y negros como los de un animal salvaje, como una noche de lluvia, como la obscuridad de aquella cabaña donde me amaste, donde sorbiste mi vida por un instante en una tarde de verano, eras tan joven como yo, pero yo era un niño, estaba tan enamorado que cada roce de tu piel era un éxtasis, te llevaba de la mano y a cada paso quería parar delante de ti y arrodillarme para besarte los dedos de las manos, desde cada rincón de tus uñas, hasta el engarce de tus falanges y tus muñecas. Creo que aquellos días nunca dormí, ni una noche, ni un segundo, mi sueño era realidad y tus besos (cierro los ojos y me acuerdo de tu boca grande, de la humedad de tu lengua, de tu nariz puntiaguda y perfecta, de tus pechos redondos y grandes como universos de temblor, recuerdo tu olor y la humedad de tu sexo), me comías las orejas diciendo palabras extrañas, gruñidos de bicho, cuando me mordías las esquinas de los lóbulos creía que tu eras la Virgen María, cuando metía la mano bajo tu camisa y tocaba tu vientre pensaba que Dios estaba ahí, no se, tal vez no pensaba nada, pero mi amor era tan grande y tan puro como la primera vez que despertamos juntos y nos miramos y nos dimos un beso.

Cuando te vi por primera vez, un ángel me sopló, me dio un ligero beso en los labios e hizo que volase sobre esta maldita ciudad, que volase sobre mi vida; mi corazón se disparó y estuvo a punto de tumbarme, aquella noche no me acosté, no sabía que podía existir algo así, sólo lo había visto en las películas. Recuerdo que era tu cumpleaños, cumplías diecinueve, yo los cumplí tres días después.

2 comentarios:

  1. No hay horizonte humano que interfiera entre él y yo, ninguna presencia desluce los movimientos de mi amante en el templo de sus recuerdos. El reminiscente sabor de sus besos, dulzura de miel en la sustancia, con regusto amargo de realidad...

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  2. Qué bonito,qué bonito,qué bonito.Me has llenado de emoción.
    Ves,la vida también está llena de belleza.A veces parece que lo olvidas...

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