miércoles, 8 de septiembre de 2010

Porqué escribo



Dice Vargas Llosa que la vocación es el punto de partida indispensable para llegar a ser un escritor, que es un asunto misterioso cercado de incertidumbre y subjetividad. Dice que ello no es obstáculo para tratar de explicarlo de una manera racional, evitando la mitología vanidosa, tejida de religiosidad y de soberbia, con que la rodeaban los románticos, haciendo del escritor el elegido de los dioses, un ser señalado por una fuerza sobrehumana, trascendente, para escribir aquellas palabras divinas a cuyo efluvio el espíritu humano se sublimaría a sí mismo, y, gracias a esa contaminación con la Belleza (con mayúscula, por supuesto), alcanzaría la inmortalidad.
Por eso escribo, por todo eso, por esa mitología vanidosa, tejida de religiosidad y de soberbia, con que la rodeaban los románticos, para sublimarme a mi mismo y para alcanzar la inmortalidad.

2 comentarios:

  1. Luego hablan de Mouriño.
    A pesar del libro que me dejaste,me cae mal.
    Moriria por el Nobel, es un pedante .
    Ya echaba de menos el blog.

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  2. Para alcanzar la inmortalidad como el Dorian ese,casi mejor morirse sin que se entere nadie.
    !Ya era hora de que te sublimaras un poquito!

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