Loca de amor, loca, tengo veintiún años y una hija con el hombre que amo y ha destruido mi vida, estoy embarazada de ocho meses. Lo abrazo, lo veo morir, me ahogo con cada borbotón de sangre que sale de su garganta, me quiere pintar pero ya no puede, intento pintarle yo a el, le beso, muere.
No hay nada, ya no hay nada. Sus amigos le llevan al cementerio, es el entierro del Príncipe de Montparnasse; a mí me encierran en casa de mis padres, intento cortarme las venas con un cuchillo, no puedo, pero al día siguiente me escapo y me tiro por la ventana de mi habitación, unos obreros me suben a casa y mis padres me rechazan, quedo tirada en el suelo bajo la lluvia, dos amigos de Modí me guardan para que no me coman las ratas. Hoy he muerto, él quería pintarme en el cielo.
Diez años después de su muerte los restos mortales de la musa reposan al fin junto a su amado, bajo el epitafio: "Compañera devota hasta el sacrificio extremo".
ResponderEliminarQué miedo cuando tú ya no eres tú y en tú mente habita un desconocido,no te reconoces,contemplas embobado cómo salen de la boca palabras qué jamás dirías,los pensamientos vuelan a tú alrededor cómo mariposas enloquecidas.Qué difícil es atrapar tan sólo una,y qué alivio,diosmío.Quiero volver a ser yo,lo que quiera que eso fuera.Quiero que se marche este asqueroso escarabajo en que me he convertido.Hay que aplastarlo y matarlo.Como sea.
ResponderEliminar"Su convicción de que debía desaparecer era, si cabe, más firme aún que la de su hermana. En ese estado de meditación vacía y pacífica permaneció hasta que el reloj de la torre dio las tres de la madrugada. Todavía vivió el inicio de la claridad que se extendía detrás de la ventana. Luego su cabeza se inclinó del todo sin él quererlo, y por sus orificios nasales exhaló débilmente el último aliento."
ResponderEliminar"Pues bien, dijo el señor Samsa, ya podemos dar gracias a Dios."