martes, 28 de septiembre de 2010

Partida de Ulises de la tierra de los Feacios




















Claudio de Lorena (1600-1682) pintó este cuadro titulado Puerto con la partida de Ulises de la tierra de los Feacios en 1646.
El pretexto clásico de este capítulo de La Odisea se convierte en un momento atmosférico totalmente dinámico. No interesan los detalles de primer plano ni los horizontes lejanos, sino captar un instante huidizo como un presagio del cambio. Resultan sorprendentes los reflejos nacarados sobre las aguas, las brumas en los celajes y los matices cromáticos en el mar, en las arquitecturas, en los barcos y en las figuras humanas. Lorena crea un espacio profundo de perceptiva al infinito, con los cambios de color que produce el haz de rayos del sol captado de frente al amanecer, al extenderse por la superficie de las aguas, al resbalar sobre muros y columnatas o al destacar las figuras a contraluz.
El resultado es unitario y sereno, sin buscar efectos aislados ni dramáticos. La luz unifica la visión, la fijeza del cromatismo y de las formas es transitoria. Porque la luz sigue el ritmo solar y el agua se mueve, todo parece a punto de cambiar.

En el lienzo vemos como Ulises se presta a partir hacia Ítaca desde el puerto de Feacia, será la última etapa de su viaje. Tras luchar diez años en la guerra de Troya, los dioses entorpecieron su travesía durante otros tres años hasta que cayó prisionero y se convirtió en amante de la ninfa Calipso. Sólo la intercesión de la diosa Atenea consigue que Calipso, locamente enamorada de Odiseo, lo deje volver a su hogar; el héroe griego le explica: «No lo lleves a mal, diosa augusta, que yo bien conozco cuán bajo de ti la discreta Penélope queda a la vista en belleza y en noble estatura. (...) Mas con todo yo quiero, y es ansia de todos mis días, el llegar a mi casa y gozar de la luz del regreso» Esa es la verdad de Ulises, la que adivinó Proust: «la verdad no existe para nosotros más que cuando es recreada por nuestra mente.»
Dice Milan Kundera en La ignorancia: «¡Calipso, ah, Calipso! Pienso muchas veces en ella. Amó a Ulises. Vivieron juntos durante siete años. No sabemos cuanto tiempo compartió Ulises su lecho con Penélope. Aun así, se suele exaltar el dolor de Penélope y menospreciar el llanto de Calipso.» Ya en el lejano, o cercano, siglo VIII a. C. los poemas épicos cantan el valor de la vuelta a casa, al hogar representado por una mujer, la diosa madre, la que teje y desteje, no sé que extraña tela de araña en la que todos debemos caer atrapados por el bien de los dioses y la patria; sin importar el bien de los hombres y las mujeres que sólo deben vivir para morir.
El viaje como metáfora de la vida, queremos lo que no tenemos, las aventuras suceden mientras navegamos, aunque lo que deseamos es estar en tierra firme, en el hogar; pero cuando la casa arde, con el monótono fuego diario del llar, lo que queremos es navegar, la huida. El héroe disfruta —sufre— las aventuras más legendarias pero su única meta es volver a la patria (la infancia).

Amo las horas oscuras de mi ser
en las que se ahondan mis sentidos;
en ellas, como en viejas cartas,
hallo mi vida cotidiana ya vivida
y lejana y olvidada como una leyenda.

Gracias a ellas sé que tengo espacio
para vivir otra ancha vida intemporal.
Y a veces soy como el árbol
que sobre una tumba, maduro y rumoroso,
cumple aquel sueño que el niño que se fue
(al que abraza con sus raíces tibias)
perdió en tristezas y canciones.

Rainer Maria Rilke, El libro de las horas.

4 comentarios:

  1. Mas cuando Ulises regresó de su largo viaje ¿encontró acaso la patria -emocional y terrena- que tejió su memoria o sintió el dolor del retorno, debatiéndose entre la nostalgia y la ignorancia?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como héroe épico qe es no puede evadir padecer todos los sentimientos de lo humano. En Ulises humano y heroico se superponen.

      Eliminar
  2. Manuela ,eres poetisa,que bien escribes.
    Que envidia sana .

    ResponderEliminar
  3. Aparece escrito al final de la Odisea: "se olvide la matanza de los hijos y de los hermanos, ámense los unos a los otros, como anteriormente y haya paz y riqueza en gran abundancia y quede Odiseo muy alegre en su ánimo", aunque en la Divina Comedia encontremos a Ulises en el Infierno por haber vuelto a navegar, cruzando las Columnas de Hercules donde fue hundido su navío.

    ResponderEliminar