Quiero ir contigo Estar en el cielo o en el infierno de tu existencia Apagar la luz y oirte decir hasta mañana, y que tu voz se apague y se desprenda como las gotas de lluvia de los aleros. Lejos te estás rindiendo al sueño de mi compañía Haciendo ofertorio de la última caricia que recuerdas y me diste.
Quiero ir contigo Estar en el cielo o en el infierno de tu existencia Abrir los ojos y oirte decir en la mañana y que tu voz me despierte y me desprenda como la nieve que al sol se funde.
Y ya no hay lejos Ni cerca Ni rendiciones Ni ofertorios Sólo besos Como mieses de un campo en primavera que el viento acaricia.
besarte... y no despertar nunca más... no despertar nunca de este sueño tejido de días robados a la vida de abrazos de mar y viento sentados al borde de acantilados, de besos recorriendo entrelazados laberintos de calles sin nombre, buscando la salida, el camino a una vida nueva. No despertar de este sueño y dejar atrás el pasado, desdibujado, borroso, lejano, que nuestro amor diluye a cada paso, como acuarela bajo la lluvia. No despertar de este sueño, construido de canciones, risas y secretos, de palabras que no dijimos antes y palabras que nunca nos dijeron. No despertar de este sueño y que el sueño sea eterno.
¡ay! XC, XC, debe ser la primavera...¡¡¡menos mal que no existes!!!, si existieses no sé qué ibas a hacer con tanta poesía, a cada cual más hermosa, una anónima, la otra huracanada, ambas amorosas...igual tendrías que replantearte tu personaje y en vez de ser un misterioso asesino en serie ¡¡¡¿¿¿¿ deberías convertirte en Don Giovanni!!!????? Un beso
...poco a poco y por si solas fueron cayendo en la trampa, como moscas en una telaraña. El grado de osadía iba a determinar el orden en el que serían deglutidas vivas por la tarántula. Los estímulos despertaban los más recónditos deseos, algunos tan ocultos que habían pasado desapercibidos a su propio yo consciente, pero el depredador conoce las debilidades y sabe fomentarlas, hasta el punto que el sacrificio de las víctimas podía parecerle a un observador externo algo voluntario. Tremendo error, pues estas habían dejado de tener voluntad propia, tan ausente y tan mortal como la de un yonki....
Quiero ir contigo
ResponderEliminarEstar en el cielo o en el infierno de tu existencia
Apagar la luz y oirte decir hasta mañana,
y que tu voz se apague y se desprenda
como las gotas de lluvia de los aleros.
Lejos te estás rindiendo al sueño de mi compañía
Haciendo ofertorio de la última caricia que recuerdas
y me diste.
Quiero ir contigo
Estar en el cielo o en el infierno de tu existencia
Abrir los ojos y oirte decir en la mañana
y que tu voz me despierte y me desprenda
como la nieve que al sol se funde.
Y ya no hay lejos
Ni cerca
Ni rendiciones
Ni ofertorios
Sólo besos
Como mieses de un campo en primavera
que el viento acaricia.
besarte... y no despertar nunca más...
ResponderEliminarno despertar nunca de este sueño
tejido de días robados a la vida
de abrazos de mar y viento sentados al borde de acantilados,
de besos recorriendo entrelazados laberintos de calles sin nombre,
buscando la salida, el camino a una vida nueva.
No despertar de este sueño y dejar atrás el pasado,
desdibujado, borroso, lejano,
que nuestro amor diluye a cada paso,
como acuarela bajo la lluvia.
No despertar de este sueño,
construido de canciones, risas y secretos,
de palabras que no dijimos antes y
palabras que nunca nos dijeron.
No despertar de este sueño
y que el sueño sea eterno.
¡ay! XC, XC, debe ser la primavera...¡¡¡menos mal que no existes!!!, si existieses no sé qué ibas a hacer con tanta poesía, a cada cual más hermosa, una anónima, la otra huracanada, ambas amorosas...igual tendrías que replantearte tu personaje y en vez de ser un misterioso asesino en serie ¡¡¡¿¿¿¿ deberías convertirte en Don Giovanni!!!?????
ResponderEliminarUn beso
...poco a poco y por si solas fueron cayendo en la trampa, como moscas en una telaraña. El grado de osadía iba a determinar el orden en el que serían deglutidas vivas por la tarántula. Los estímulos despertaban los más recónditos deseos, algunos tan ocultos que habían pasado desapercibidos a su propio yo consciente, pero el depredador conoce las debilidades y sabe fomentarlas, hasta el punto que el sacrificio de las víctimas podía parecerle a un observador externo algo voluntario. Tremendo error, pues estas habían dejado de tener voluntad propia, tan ausente y tan mortal como la de un yonki....
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