miércoles, 30 de marzo de 2011

Quisiera dormirme





















Quisiera dormirme esta noche abrazado a ti,
besarte... y no despertar nunca más.



4 comentarios:

  1. Quiero ir contigo
    Estar en el cielo o en el infierno de tu existencia
    Apagar la luz y oirte decir hasta mañana,
    y que tu voz se apague y se desprenda
    como las gotas de lluvia de los aleros.
    Lejos te estás rindiendo al sueño de mi compañía
    Haciendo ofertorio de la última caricia que recuerdas
    y me diste.

    Quiero ir contigo
    Estar en el cielo o en el infierno de tu existencia
    Abrir los ojos y oirte decir en la mañana
    y que tu voz me despierte y me desprenda
    como la nieve que al sol se funde.

    Y ya no hay lejos
    Ni cerca
    Ni rendiciones
    Ni ofertorios
    Sólo besos
    Como mieses de un campo en primavera
    que el viento acaricia.

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  2. besarte... y no despertar nunca más...
    no despertar nunca de este sueño
    tejido de días robados a la vida
    de abrazos de mar y viento sentados al borde de acantilados,
    de besos recorriendo entrelazados laberintos de calles sin nombre,
    buscando la salida, el camino a una vida nueva.
    No despertar de este sueño y dejar atrás el pasado,
    desdibujado, borroso, lejano,
    que nuestro amor diluye a cada paso,
    como acuarela bajo la lluvia.
    No despertar de este sueño,
    construido de canciones, risas y secretos,
    de palabras que no dijimos antes y
    palabras que nunca nos dijeron.
    No despertar de este sueño
    y que el sueño sea eterno.

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  3. ¡ay! XC, XC, debe ser la primavera...¡¡¡menos mal que no existes!!!, si existieses no sé qué ibas a hacer con tanta poesía, a cada cual más hermosa, una anónima, la otra huracanada, ambas amorosas...igual tendrías que replantearte tu personaje y en vez de ser un misterioso asesino en serie ¡¡¡¿¿¿¿ deberías convertirte en Don Giovanni!!!?????
    Un beso

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  4. ...poco a poco y por si solas fueron cayendo en la trampa, como moscas en una telaraña. El grado de osadía iba a determinar el orden en el que serían deglutidas vivas por la tarántula. Los estímulos despertaban los más recónditos deseos, algunos tan ocultos que habían pasado desapercibidos a su propio yo consciente, pero el depredador conoce las debilidades y sabe fomentarlas, hasta el punto que el sacrificio de las víctimas podía parecerle a un observador externo algo voluntario. Tremendo error, pues estas habían dejado de tener voluntad propia, tan ausente y tan mortal como la de un yonki....

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