sábado, 12 de marzo de 2011

Duermevela





















Duermevela, 2010-11
Jacobo de la Peña (Israel)

«Toda presentación, todo objeto, es un fenómeno, una exteriorización visible u objetivación de la voluntad. Ella es lo íntimo del ser, el núcleo de cada individuo e igualmente del todo. Se manifiesta en toda fuerza ciega natural y también en la conducta mediata del hombre. La diferencia que separa la fuerza ciega del proceder reflexivo proviene del distinto grado de manifestación, y no de la esencia de la voluntad que se manifiesta»
Schopenhauer

No duermo, ya no duermo, sólo veo las sombras deslizándose por las paredes de mi habitación, las siento, casi las toco...

Sombras de colores, reflejos de luz, llamas incandescentes, desparramadas sobre el papel. El fuego que sale del alma se expresa en poemas de luz. Oraciones de un hombre que vive el sueño de crear, de sacar rojos y negros, y blancos de lo más profundo del pensamiento para regalárnoslos, haciéndonos participes de su imaginación y de su trabajo que nos transporta a mundos donde las ideas se deslizan, vuelan, elevándonos de la realidad haciéndonos sentir el amor, la pasión, la incertidumbre de vivir y soñar.

Crea iconos de sangre, de vida y de muerte que nos hacen sentir el poder de la naturaleza, nos hacen relexionar sobre lo que somos, pedazos de agua y de carne, celulas que se desplazan por un mar infinito, con un futuro limítado por nuestro nimio espacio, el que habitan nuestras vidas.
Las sombras, se deslizan, surgen de debajo de nosotros, o somos nosotros mismos, los que ascendemos de las sombras intentando escapar. Tal vez las figuras sean ese ideal de belleza al que el hombre aspira, como creía Platón y al que corrigió Aristóteles exponiendo que no hay un único ideal de belleza sino tantos como hombres. Nuestra lucha para escapar de nuestro yo.

Veo a estas figuras de Israel, ahora ya convertidas en iconos —de la naturaleza, de la vida— como si fuesen muestras tomadas de nosotros mismos que observamos a través del ojo de un microscopio. Fluyen, se escapan, se elevan; unas son rojas, como nuestra sangre, el fluido que nos impulsa y nos mantiene en pie dandonos la pasión por vivir; otras son negras como la oscuridad, como esos pensamientos secretos que nos asaltan en la noche aterrándonos; otras son blancas, la luz que sale del día para iluminar nuestra desolación, la esperanza.
Son más que "poesía en movimiento", admiramos en estos cuadros a la vida, como se retuerce, como se mueve, y a veces intenta correr y a veces detenerse dentro de nosotros. El amor, la muerte, la soledad en pedacitos de carne, agua y sangre. Algo que no se detiene, y que no se detendrá nunca, ni aún cuando nosotros no estemos. Células como un segundo de nuestras vidas, ese espacio que perdemos cada vez que parpadeamos y nunca volverá. El fluir, el circulo, el río en el que nunca nos volveremos a sumergir.

Todas las palabras no son suficientes para explicar lo que sentí al entrar en la sala y ver los cuadros de Israel rodeándome, mi corazón se estremeció ante la belleza, estaba en medio de un circulo de movimiento constante, la vida. El dominio de la técnica le había permitido que las líneas, que el color, las aguadas, las sombras, que el movimiento detenido en un instante me dijesen cosas que nunca antes me habían dicho. Me lleva de la partícula al todo, sus figuras claramente son reales, auténticas; son reflejos de una idea, el pintor las ha limpiado despojándolas de lo anecdótico y lo irrelevante, reduciendo a la mínima expresión esas ideas, esos conceptos, esas imágenes, sin falsear la realidad, por eso nos llegan tan profundamente, porque las reconocemos, porque sabemos que es el latido de nuestro corazón lo que está pintando.

En el folleto de la exposición Jacobo de la Peña nos explica un poco sus ideas:
«Los trabajos que he realizado en el transcurso del año 2010 hasta el presente llevan el subtitulo de “duermevela”, un termino que define el espacio que hay entre el dormir y el velar, que a menudo utilizamos para definir esa especie de sueño ligero en el que recordamos vivamente algunas partes y otras no.
Es un término que puede servir para reflejar nuestro devenir cotidiano y también el fino equilibrio que hay entre las certezas y las dudas de todo lo que atañe al campo de la creatividad y el arte.

El resultado son una serie de pinturas sobre papel poliéster, la composición de las imágenes son de inspiración orgánica, encuentro en la natura los diseños más originales y un caudal inagotable de posibilidades expresivas.
Con esto intento sorprender a la mirada aunque resulte difícil en estos tiempos en que estamos saturados de imágenes y estímulos diversos, desconcertar el continuo cotidiano con representaciones en las que sentirme identificado y reconocido nuevamente.

James Joyce llamó al arte verdadero “proper art”, que está en contraste con lo que él cataloga como “arte pornográfico” y “arte político”.
Desde mi punto de vista su teoría explica un poco el valor que le damos al arte cuando nos encontramos con una de sus representaciones, es decir, con un trabajo cuyo lenguaje universal comunica algo básico acerca de nuestra naturaleza.
Joyce nos cuenta que “proper art” provoca en el individuo “ecstatic arrest”.
Para explicar esta idea habla de un concepto de Aristóteles: “integritas”, esto es ,el considerar un objeto aparte de todos los demás que existen, y su contemplación despierta en el espectador no solo el apreciamiento del ritmo en las formas del objeto, o pieza de arte, sino también el reconocimiento de ese ritmo como el ritmo interno del espectador, que es el ritmo de la naturaleza, esto provoca “ecstatic arrest”, que es el momento del recuerdo de nuestra naturaleza sustancial.»
http://www.galeriatexu.com/
http://aguatinta.wordpress.com/

7 comentarios:

  1. cuando la destrucción es devoción algo falla en el sentimieto.
    la vida es algo más que células rojas, negras o grises

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  2. Precioso nombre gotadetormenta, donde mejor sitio para refugiarse, como un libro en un biblioteca, una gota entre la lluvia. Tu nombre explica perfectamente lo que yo quería decir de Duermevela, igual que cada gota es una tormenta, cada célula es vida, estos cuadros son metáforas, de como nosotros también somos como células del universo, algo que siempre está en movimiento y se transforma constantemente: la vida.
    Como dijo el poeta:
    "Lo más grande del hombre es que es un puente y no una meta. Lo que debemos amar en el hombre es que consiste en un tránsito y un ocaso."»

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  3. ¿De qué color son los sueños?, ¿qué forma tiene el amor?, ¿cómo plasmar el deseo de fundirse en un abrazo infinito?, pensamientos sosegados que ocupan mi mente en la Galería Texu, mientras contemplo la exposición de Israel con calma, saboreando las sensaciones que me trasmiten sus obras. En la galería silenciosa y vacía, me siento como si estuviese tumbada en la hierba, mirando el cielo, adivinando la forma de las nubes…
    Nubes blancas, que son palomas que vuelan,
    Nubes de gasas mecidas al viento,
    Nubes de pañuelos que se agitan en un adiós definitivo.
    Nubes negras, de carbón y rocas,
    Nubes de noches sin luna.
    Nubes rojas,
    de llamas que danzan,
    de corales en fondos marinos,
    de atardeceres, de ocasos,
    Nubes de sangre de corazón herido.
    Cada obra de Israel es una ventana a la que asomarse y ver paisajes interiores, perdiéndose y fundiéndose en cada una de ellos…despertando sentimientos dormidos.
    Trece ventanas.
    Una exposición para ver con los ojos del alma.

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  4. Como el viento agita las ropas y las olas del mar,
    como el fuego que en su pasión hace crepitar la llamas,
    así nos hace vibrar Israel, nos agita el alma con su cadencia entre el vivir y el soñar.

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  5. Interesante interpretación de una obra tan sencilla como densa, pues se trata de un nomadismo tanto físico como fomal e intelectual que se puede convertir en una especie de signo de nuestro tiempo: Un mensaje contextual de estética relacional. De igual modo la obra de FRRANCISCO MARTIN, al que no mencionas en tu blog, merece la misma atención; pues entre ambos artistas cultivadores de distintos registros y estilos difíciles de homogeneizar, han demostrado reunir una serie de cualidades que permiten, aunque sea desde un punto tan sencillo como es "el juego de la percepción visual", relacionarlos entre sí: el fuerte impulso experimentador y un profundo conocimiento del medio artístico, además del elevado grado de formación y de presentación técnica.
    Ambas exposiciones se combinan en el mismo espacio con hilo conceptual similar para la reflexión de cara a detectar nuevos discursos, así como establecer diálogos, asociaciones y oposiciones en torno a un imaginario personal que puede hacernos despertar un repertorio de sugerencias íntimas que resulta en su mayor parte desconocido por el propio obsevador.
    Variadas son las poéticas que se muestran para esta ocasión en la galería TEXU. También resulta diferente cada concepción de la misión que debe desempeñar tanto el arte como ambos artistas dentro del tejido social y cultural al que pertenecen. Tanto Israel como Francisco Martín planéan y proponen un recorrido posible al pretender dibujarnos algunos de los senderos por los que debería discurrir la creación contemporánea en el arte actual.
    Desearía ver que visión personal te merece la obra de Francisco Martín; pues siempre resulta muy enriquecedor una interpretación personal de un espectador que reflexiona sobre lo que puede ver. Y aún queda mucho tiempo por delante. No crees?
    Saludos! Jaime Rguez.

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  6. Hubo un tiempo en el que viví la noche, hubo un tiempo en el que quise ser artista..., bueno, no. Pero si que quise aprender fotografía. En aquellos días alguien tuvo la infinita paciencia de intentar enseñarme a coger un carboncillo para intentar pasar el examen de ingreso en artes y oficios. Gracias Israel.

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  7. Hola soy Israel!
    Gracias a XC por el espacio, la atención y el comentario tan profundo de las obras de la exposición de Texu en este blog, para mi es un motivación para seguir trabajando y evolucionando.
    Gracias también a la gente de Texu: Gonazalo, Javier y Jaime por su apoyo a Francisco Martín y a mi.
    Un abrazo a todos.

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