jueves, 17 de marzo de 2011

Diario de Diane 7



Diario de Diane
Nos dirigimos a la sala del Matisse, pero por el camino, al pasar por la conocida como Escalera imperial, vemos el extraordinario retablo de Santa Marina atribuido a Juan Mayorga o Maestro de Palanquinos. X-C me pregunta, en plan inocente, que si sé quién es esa santa cuya vida se narra en el retablo. Nooooo. Oigo a mi voz interior que dice “ni se te ocurra arrancarte a hablar de ese retablo, acuérdate de que precisamente te obsesionaste hace un tiempo con él, hasta el punto de estudiarlo a fondo, tabla a tabla, siguiendo los estudios e investigaciones más recientes, como las presentadas en el Congreso de Dublín de 1998, por Sam Hodge, Marika Spring y Ray Marchant, en el que se estudian los dibujos subyacentes que se ven por infrarrojos y que demuestran que no es el Maestro de Palanquinos su autor, sino dos pintores distintos entre sí”.
Piensa, piensa, piensa, ya sabes, con los hombres, o sea, con el enemigo, cuanto más tonta y descerebrada más éxito, no hay cosa mejor con ellos que hacerse la fata. Y a mi desde lo de Zurbarán, con el enemigo me gustaría tener éxito antes de morir, porque X-C, realmente me encanta, con esa educación y esa inteligencia y esa voz profunda y susurrante y esos ojos que hoy me parecen verdes, es una pena que sea un asesino en serie… así que en vez de soltarle un rollo sobre el retablo, para salir del paso airosamente, pienso en otra santa y digo:












—Santa Catalina. ¡Error! En vez de seguir andando, X-C, me sonríe socarronamente, sabe que he “fallado” pero no se da por satisfecho y pregunta:
—¿Pero y de la vida de la santa que narra este retablo, tú que eres tan católica, no sabes nada? ¡¡¡¡Es una tortura!!!!, ¿para qué habré mentido?, estoy pillada y lo peor es que voy de católica así que no debería mentir ¡vaya lío!, porque, a ver, en cuanto a vidas Santa Catalina y Santa Margarita acaban decapitadas como todas las santas, pero en lo demás no coinciden para nada y basta mirar el retablo para saber que estamos ante la vida de Santa Margarita de Antioquia y no la de Santa Catalina. Una vida apasionante como la de todas las santas legendarias, ya haré un inciso para escribiros algo de Santa Catalina y su relación con la Universidad de Oviedo.
La vida de Santa Margarita o Marina que se desarrolla en las doce tablas del retablo es increíble: un hombre poderoso queda prendado de la belleza de la santa y así que exige de inmediato que ella renuncie a su fe y se case con ella, pero al ser rechazado, se venga encarcelándola y la somete a torturas para convencerla, (si es hoy el que va a la cárcel derechito es él, pero en los primeros años del cristianismo no había violencia de género y torturar a los cristianos era de lo más normal y legal) así que la santa pasó por varias flagelaciones, también le quemaron el cuerpo y la metieron luego en una tinaja de agua para aumentar su dolor, incluso tiene un enfrentamiento con el diablo en forma de dragón que le acecha en su celda… de todo sale ilesa, razón por la cual no queda más remedio que cortarle la cabeza, siguiendo una lógica narrativa lo normal sería que la cabeza milagrosamente se pegase sola otra vez, y que la santa muriese de vieja, pero eso ya sería pasarse. Todas estas vidas de santos las recoge Santiago de la Vorágine en el libro La leyenda dorada y aunque es el siglo XIII y por tanto con poco rigor histórico, el propio autor pretende no exagerar con los milagros de los santos...
No digo nada, que X-C creerá que soy una friki ¿quién lee en estos tiempos ese libro? Así que miro a X-C y le digo:
—No sé, creo que murió quemada en aceite. —Ahora se parte de risa, lo he empeorado, e insiste.
—¿Y ese dragón? —¡¡¡¡No puedo más!!!!, además de ser un asesino en serie se ve que previamente le gusta someter a sus víctimas a la tortura psicológica… no obstante como debo estar más colorada que un tomate, tiene compasión de mi y al fin vamos a la sala del Matisse.

¡Esto debe acabar ya!, así que nada más llegar, le digo de frente:
— Es la única sala sin cámara de seguridad, se podría tener un accidente cayendo por el hueco del fondo y no se enterarían hasta mucho tiempo después, que ya se sabe que por la crisis han reducido drásticamente el número de limpiadoras del museo:
—Él no se da por aludido, y se dirige al cuadro de Picasso de la serie Tauromaquia que está al lado del Matisse, me mira de reojo, y dice con su voz más inocente:
—Esta serie es de mis favoritas. —Y mira maliciosamente la versión picassiana del Minotauro y la doncella— ... Nooo, ya no puedo más, otra vez oigo el bum, bum, bum (y no es el arqueológico), así que terminamos la visita y salimos del museo.
Estoy feliz de seguir con vida, ¡¡¡animadísima!!!, así que nos dirigimos al restaurante bromeando y riendo todo el rato, en un momento dado, le pregunto a X-C que según el horóscopo chino qué animal es él y me contesta que sería tigre, porque nació en el año del tigre. ¡¡¡Tigre!!!! Estoy emocionada, tal vez sea una señal del destino: resulta que desde hace como un mes, nada más levantarme, me pongo a bailar con un video para desentumecer el cuerpo y de paso animarme y empezar bien el día, os lo pongo, para que os deis una idea… ahora fijaros lo que dice el estribillo “estoy loca con mi tigre, loca, loca, loca…” ¿Será el destino? Lo de loca está hecho, solo falta que finalmente X-C acabe siendo... ¡¡¡¡ Mi tigre!!!!...
Mientras, seguiré contando y ¡bailando!
*Nota de la dirección, o sea yo, X-C:
¡Hay que joderse! no va la tía y se pone a explicarme el retablo del Maestro de Palanquinos. ¡A mi!, que tuve que aguantar al catedrático de la facultad, que fue el que dató, catalogó y descubrió que el Maestro de Palanquinos era Juan Mayorga, todos los putos días del último año de carrera vacilando de lo listo que era y dándonos la brasa con la puta santa frígida o como se llame (si la hubiesen echado a los leones no hubiese pasado nada de esto). Y además confunde Santa Catalina, con Santa Margarita, la que utilizaron los santones católicos para aleccionar con la pureza de la virginidad y todas esas mierdas. Y además se pone a hablar de La leyenda dorada esa mamarrachada de un dominico (como Riopedre, el santo consejero encarcelado) que sirvió de base teórica e iconográfica de todos los cuentos de vieja que cuentan los curas para engañar al personal y seguir viviendo de la sopa boba. ¡Esto es un infierno! ¡A ver dónde me lleva a comer!

3 comentarios:

  1. Gracias Diane por tu inestimable contribución al optimismo y alegria, incipiente primavera, rayo de cálido sol en esta atmósfera xc.
    Te sigo. Espero impaciente la próxima entrega de tu aventurera vida, el triunfo radiante de la luz sobre las sombras.

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  2. Manuela,¡gracias!, Diane atraviesa momentos muy difíciles y duros,pero xc le estimula a seguir adelante,a seguir escribiendo, todo empezó como una forma de evasión,un poco en broma, pero ahora es ya una necesidad, no puedo dejar de escribir, de recordar, de reir pensando en tantos y tan buenos momentos compartidos con xc,no obstante haré un inciso en la historia para contar quien es santa Catalina de Alejandría y de cómo gracias a ella la entrega de premios fin de carrera de la Universidad de Oviedo es tan entretenida...
    Besos

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  3. "Nunca llovió que no escampase". Ánimo Diane.

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