sábado, 13 de junio de 2009
El Señor de la noche
Intento olvidar, miro las aguas sucias del puerto, y la soledad de ver el faro sin esperar nada, sólo dar la vuelta al camino sin ni tan siquiera estar ebrio, sólo solo.
Noches de luna y sin luna, con gente y sin gente, es como imaginar un barco que se hunde... Como un agujero perforado por el ansia de que el Caballero oscuro existiese y me llevase con él.
El odio puro, cristalino; los deseos de muerte y destrucción, las ganas de disparar contra las ratas, o de arrojar botellas contra las ventanas; ¿deseos de vivir en el caos?, ¿gritos en la noche?, ¿alaridos de un loco destrozado por el dolor? ¿qué más da? Lo importante es saber que el Señor de la noche regresa y que sus hijos podrán salir de las guaridas. Y esa noche no habrá Superman que nos detenga...
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