Lo siento pero no pude hacer otra cosa, la noche era tan triste, tan sucia, me recordaba el aula de todas las horas, de una vida marchita, de un ser inesperado y ridículo. El cielo se hallaba cubierto y yo desnudo, mi alma seca, mi aliento vacío.
Dolorido me refugié en la cueva, me revolqué entre papeles antiguos buscando los apuntes de un lejano viaje a Marruecos y encontré este texto de adolescencia. La pintura la encontré en alguna travesía, pero no soy capaz de saber quien es su autor, la única pista es lo que tal vez sea su título "Toching the pain that you left me" (tocando el dolor que me dejaste), esta frase pertenece a una canción del grupo finlandés HIM, The kiss of Dawn (el beso del amanecer)
Un día comenzó la lluvia. Al principio, llovieron pequeñas crisocolas azules, caían como lágrimas, dejando destellos de plata en la oscuridad. Después, llovieron lentamente morganitas, topacios, aguamarinas y esmeraldas, iluminando noches insomnes, dibujando sueños y utopías, como estrellas diminutas. Día tras día, circonitas, crisopasas, espinelas y tanzanitas, caían lentamente, tamborileando en las conciencias dormidas. Una lluvia de malaquitas, turmalinas, diamantes, sembraban el espacio de filosofía, arte, historia, música o literatura. Cientos de seres anónimos esperaban que siguiera lloviendo piedras, miraban cada día el cielo cubierto, esperaban palabras como diamantes, sus almas dejaban de estar secas, los alientos cobraban vida… ajeno a todo lo que su lluvia transformaba, aquel viernes Juan Carlos escribía “lo siento…la noche era tan triste…” pero seguían lloviendo piedras. Afortunadamente.
Lo siento pero no pude hacer otra cosa, la noche era tan triste, tan sucia, me recordaba el aula de todas las horas, de una vida marchita, de un ser inesperado y ridículo.
Copio y pego estas palabras. Basta para sugerirme no se qué cada vez que lo leo. Es la magia de las palabras, el atrevimiento de Xuan Carlos a la hora de juntar la palabra VIDA con la palabra MARCHITA, a la hora de calificar a la NOCHE de SUCIA y al SER como INESPERADO y RIDÍCULO. En mi cerebro se desencadena una controlada reacción nuclear en cadena. Leo esto y no acierto a comprender cual es el suceso, la decepción o la impotencia, que subyace bajo las mismas, pero siempre me sugieren algo. Gracias, tío.
LLego a casa, no se lo que pasó ayer, no recuerdo donde estuve ayer, enciendo el ordenador y leo palabras que yo no escribí, piedras que han caído del cielo sin hacerme daño. Alucinado, como si la luna que veo en el cielo fuese mi cama, como si las pequeñas estrellas que ya no veo fuesen mis ojos, pienso en piedras preciosas que se derraman, como si fuesen mis lágrimas, por el teclado invadiendo espacios que no son míos, llegando a puertos que nunca conoceré, penetrando en cuerpos que nunca acariciaré. Golpeo de piedras, nunca pensé que hubiese algo bueno en ellas, sólo el dolor del mundo. Gracias Raquel.
Y el vacío traga y desea cada célula, cada lágrima, como el dios maldito que pide la entrega y nos deja tan solo con su ruina.
ResponderEliminarTal vez tirarse a su abismo, con las propiedades, que pueden ser unas botellas vacías de vino o unas ganas de acabar.
Tal vez así no duela.
Dolorido me refugié en la cueva, me revolqué entre papeles antiguos buscando los apuntes de un lejano viaje a Marruecos y encontré este texto de adolescencia.
ResponderEliminarLa pintura la encontré en alguna travesía, pero no soy capaz de saber quien es su autor, la única pista es lo que tal vez sea su título "Toching the pain that you left me" (tocando el dolor que me dejaste), esta frase pertenece a una canción del grupo finlandés HIM, The kiss of Dawn (el beso del amanecer)
http://www.youtube.com/watch?v=LdZLsXBgDyw
Que bonito,Raquel.
ResponderEliminarHermoso.
ResponderEliminarUn día comenzó la lluvia. Al principio, llovieron pequeñas crisocolas azules, caían como lágrimas, dejando destellos de plata en la oscuridad. Después, llovieron lentamente morganitas, topacios, aguamarinas y esmeraldas, iluminando noches insomnes, dibujando sueños y utopías, como estrellas diminutas. Día tras día, circonitas, crisopasas, espinelas y tanzanitas, caían lentamente, tamborileando en las conciencias dormidas. Una lluvia de malaquitas, turmalinas, diamantes, sembraban el espacio de filosofía, arte, historia, música o literatura. Cientos de seres anónimos esperaban que siguiera lloviendo piedras, miraban cada día el cielo cubierto, esperaban palabras como diamantes, sus almas dejaban de estar secas, los alientos cobraban vida…
ResponderEliminarajeno a todo lo que su lluvia transformaba, aquel viernes Juan Carlos escribía “lo siento…la noche era tan triste…”
pero seguían lloviendo piedras. Afortunadamente.
Lo siento pero no pude hacer otra cosa, la noche era tan triste, tan sucia, me recordaba el aula de todas las horas, de una vida marchita, de un ser inesperado y ridículo.
ResponderEliminarCopio y pego estas palabras. Basta para sugerirme no se qué cada vez que lo leo. Es la magia de las palabras, el atrevimiento de Xuan Carlos a la hora de juntar la palabra VIDA con la palabra MARCHITA, a la hora de calificar a la NOCHE de SUCIA y al SER como INESPERADO y RIDÍCULO. En mi cerebro se desencadena una controlada reacción nuclear en cadena. Leo esto y no acierto a comprender cual es el suceso, la decepción o la impotencia, que subyace bajo las mismas, pero siempre me sugieren algo. Gracias, tío.
LLego a casa, no se lo que pasó ayer, no recuerdo donde estuve ayer, enciendo el ordenador y leo palabras que yo no escribí, piedras que han caído del cielo sin hacerme daño. Alucinado, como si la luna que veo en el cielo fuese mi cama, como si las pequeñas estrellas que ya no veo fuesen mis ojos, pienso en piedras preciosas que se derraman, como si fuesen mis lágrimas, por el teclado invadiendo espacios que no son míos, llegando a puertos que nunca conoceré, penetrando en cuerpos que nunca acariciaré. Golpeo de piedras, nunca pensé que hubiese algo bueno en ellas, sólo el dolor del mundo. Gracias Raquel.
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