Aquella tarde cuando entré en la gasolinera, después de llenar el deposito y pagar la cuenta, fui a lavarme las manos y allí te encontré. Tenías un colocazo de puta madre y te echaste encima de mi. Me dijiste que me necesitabas, que te ayudase, que estabas en un apuro, que me apreciabas mucho, que siempre te había gustado, que era muy guapo. Y mientras me metías mano me decías que necesitabas dinero. Me bajaste la bragueta e intentaste sacarme la polla, decías que yo te gustaba mucho y que necesitabas dinero.
Te follé allí, en el váter, contra los azulejos, contra el suelo, estabas flaca, pero tus tetas gordas me la pusieron dura. Fue el polvo de mi vida, recuerdo como llorabas tirada en el suelo cuando me marché.
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