miércoles, 28 de octubre de 2009
La bilis negra
Problema XXX, 1.- Aristóteles
«¿Por qué todos los que han sobresalido en la filosofía, la política, la poesía o las artes eran manifiestamente melancólicos, y algunos hasta el punto de padecer ataques causados por la bilis negra, como se dice de Heracles en los [mitos] heroicos?
Eso indica su ataque de locura en el episodio de los niños, así como la erupción ulcerosa que tuvo antes de su desaparición en el monte Eta; pues esto en muchos es síntoma de bilis negra. También el lacedemonio Lisandro padeció de úlceras semejantes antes de morir. Tenemos también las historias de Ayax y Belerofonte: el uno perdió totalmente el juicio, mientras que el otro buscaba por morada los lugares desiertos; por eso dice Homero:
"Y, puesto que de todos los dioses era odiado,
Vagaba solo por la llanura del Aleo,
Royéndose el corazón, esquivando la senda de los mortales"
Entre los héroes es evidente que muchos otros sufrieron de la misma manera, y entre los hombres de tiempos recientes Empédocles, Platón y Sócrates, y muchos otros hombres famosos, así como la mayoría de los poetas. Pues muchas de esas personas padecen trastornos de resultas de esa clase de mezcla en el cuerpo; algunas tienen sólo una clara tendencia natural a esas afecciones, pero, por decirlo brevemente, todas son, como ya se ha dicho, melancólicas por constitución.
Para descubrir el porqué hemos de empezar sirviéndonos de una analogía: es manifiesto que el vino tomado en gran cantidad, produce en los hombres unas características muy semejantes a las que atribuimos a los melancólicos, y a medida que se bebe configura diversos caracteres, verbigracia irritables, benévolos, compasivos o desenfrenados. [...]
El vino hace anormal al hombre no por mucho tiempo, sino sólo por poco, pero la constitución natural de un hombre le hace tal permanentemente, durante toda su vida. [...]
Si la bilis negra, siendo fría por naturaleza y no superficialmente, se encuentra en el estado dicho, y si hay exceso de ella en el cuerpo, produce apoplejías, torpores, depresiones o ansiedades; pero si se calienta demasiado produce animación con cánticos, éxtasis, y la erupción de úlceras y cosas semejantes. [...]
Así ocurre también con el abatimiento que se da en la vida cotidiana, pues a menudo estamos en un estado de duelo pero no sabríamos decir por qué, mientras que en otros momentos nos encontramos alegres sin motivo aparente. A esos afectos y estamos todos sometidos en algún pequeño grado, pues todos tenemos un poco de esa tendencia. Pero en personas en quienes esta cualidad es fuerte, ella determina el carácter, así los que tienen un poco de este temperamento son corrientes, pero los que tienen mucho son distintos de la mayoría de la gente. Si esa proclividad está muy concentrada, son melancólicos en extremo, pero si está algo templada son sobresalientes. Si no tienen cuidado tienden a las enfermedades melancólicas: unos sufren epilepsia, otros parálisis, otros abatimiento violento o terrores, otros de excesiva confianza, como le sucedió a Arquelao, rey de Macedonia.
Esa tendencia esta causada por el temperamento, según que sea caliente o frío. Si es indebidamente frío, atendidas las circunstancias, produce un abatimiento irracional; de ahí el suicidio por ahorcamiento. También muchos hombres se quitan la vida después de una borrachera, y algunos melancólicos continúan en un estado de abatimiento después de beber, pues el calor del vino ahoga su calor natural. El calor nos hace alegres; y por eso los hombres gustan de beber hasta la embriaguez, porque el mucho vino da buenas esperanzas a todos, lo mismo que la juventud a los niños; pues que la vejez es pesimista, pero la juventud está llena de esperanza. Existen unos pocos que caen en el abatimiento ya mientras están bebiendo, por la misma razón que pone a otros abatidos después de beber. Ahora bien, los que quedan abatidos al apagarse su calor natural son proclives a ahorcarse. De ahí que se ahorquen con mayor frecuencia los jóvenes y los viejos; porque en un caso es la propia vejez la que apaga el calor, y en el otro es la pasión, y esto también es algo físico.
Cuando la mezcla dominada por la bilis negra es más fría, origina, abatimiento, pero cuando es más caliente origina estados de alegría. De ahí que los niños sean más alegres y los viejos más tristes, por ser aquellos calientes y éstos más fríos; pues la vejez es una especie de enfriamiento. A veces el calor se extingue de repente por causas externas. De ahí que los hombres se suiciden a veces después de una borrachera; porque el calor del vino se introduce desde fuera, y cuando se extingue se produce esa condición.
Resumiendo: al ser variable la acción de la bilis negra, son variables los melancólicos, porque la bilis negra se pone muy caliente y muy fría. Y puesto que determina el carácter, así, como el vino introducido en el cuerpo en cantidad mayor o menor, hace personas de tal o cual carácter. Y tanto el vino como la bilis negra contienen aire. Ya que es posible que esta mezcla variable esté bien templada y bien ajustada en cierto sentido, eso hace que todas las personas melancólicas sean personas fuera de lo común, no debido a enfermedad, sino por su constitución natural.»
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A veces me despierto inundada por la bilis negra.Un cuervo enorme esta dentro de mi cabeza.No puedo hablar,ni moverme;los mas negros pensamientos cruzan mi mente.Todos los fantasmas del pasado,los mas dolorosos, me acosan,se rien de mi,el presente esta deformado y es odioso,el futuro no existe.
ResponderEliminarSi no puedo permitirme el lujo de quedarme en la cama,se que el dia sera una tortura constante,odiando a todos y a todo,a mi mas que a nadie.
Cuando al fin llegue la noche y la soledad ,un gemido,un aullido sin fin terminara en gemidos y llanto.Agotada,me acuesto.Por ahora,la bilis negra se repliega.Entiendo que el suicida,el loco;lucharon hasta perder la batalla.
Es verdad que los melancólicos tendemos a esa variabilidad, no sé cuándo la bilis negra se calienta o se enfría, ni donde habita, pero lo externo nos influye
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