» Avilés | Crítica | Miércoles 22 de agosto de 2012
REARMAR EL ARTE
Una exposición subversiva con el poder y combativa con el orden establecido
JAIME LUIS MARTÍN
Contexto
CMAE
Del 3 de Agosto al 1
de Septiembre
La muestra colectiva
«Contexto» representa un soplo de aire fresco en un momento que la
globalización enseña su cara más amarga y empobrecedora y el capital recorre el
mundo como un fantasma sin rostro, desmaterializado, extremadamente violento,
engreído y dispuesto a desposeernos de cualquier derecho, arrebatarnos los
escasos reductos democráticos que nos quedaban y reducir lo público a cenizas.
En este contexto resulta imprescindible la apuesta por una estética de la
resistencia, por un arte que transforme la mirada y abandone entornos
decorativos, sumergiéndose en la reflexión y el conflicto, reivindicando
aquello de lo que se avergüenzan o para lo que se encuentran incapacitados
muchos políticos: la actividad política.
Pero, ¿realmente
existe alguna práctica artística que no conduzca a la complicidad con el poder?
¿Resulta creíble una resistencia sin enfrentamiento con el mercado? Y. ¿no
sigue el arte político teniendo muy mala fama como en 1970 indicaba Margaret
Harrison? Aunque estas prácticas culturales combativas hunden sus raíces en los
años sesenta cuando la eclosión de los movimientos por los Derechos Civiles,
las revueltas juveniles y contraculturales cuestionaron la autoridad y el poder
establecido. Los colectivos artísticos surgidos en aquella década como Art
Workers Collection (AWC) se involucraron en la denuncia de la guerra de Vietnam
y en estrategias feministas, para ya en las décadas siguientes incluir otros
temas como la colonización, el imperialismo, la política racial, el
medioambiente, el sida, la identidad y el multiculturalismo. Todo ello
desembocó en la Bienal
del Whitney de 1993, que abrió sus puertas al compromiso político y social,
promoviendo, con coraje y determinación, un discurso político que prevalecía
sobre otras lecturas estéticas más abstraídas.
En la Documenta X (1997),
Catherine David recuperó la voz crítica del arte, separado de su contexto
sociopolítico por una creciente mercantilización, con obras que desactivaban la
utilización del arte para el consumo y el turismo cultural y lo rearmaban como
un caudal de representaciones simbólicas que escapaban al dominio de lo
económico. En todo caso se trataría de sustituir un arte vacío y vaciado de
contenidos por estrategias de politización concretas. Okwui Enwezor planteaba
en una de las cuatro plataformas que configuraron la Documenta XI (2002)
el tema de la «Democracia No Realizada», un foro que exploraba el
desmantelamiento de los sistemas democráticos por las presiones del capitalismo
global que pone el acento en las políticas liberales y en los derechos
individuales frente a los colectivos, al tiempo que desecha al no consumidor:
marginados, refugiados políticos e indocumentados. Y Manuel Borja Villel,
director del museo Reina Sofía, en unas declaraciones a Artforum sitúa entre
los diez acontecimientos culturales más importantes del año 2011 al movimiento
de 15-M al apreciar el modo en que los indignados «propusieron nuevas formas de
institucionalidad y replantearon la tradicional división entre privado y
público, promoviendo en su lugar la noción de lo común».
Jaime Rodríguez,
comisario de la exposición «Contexto», consciente de que las instituciones
culturales se enfrentan a la paradoja de existir como espacio material pero con
contenidos difusos, cuando no espurios, contempla la necesidad de un ejercicio
de redefinición y reflexión. «Tal vez» -señala- «involucrándonos en la
transformación y reclamando espacios en los que convencionalmente hemos
participado. El arte tiene ahí una función también política que requiere de
posicionamientos éticos evidentes». En este sentido la muestra se estructura en
cinco apartados: el contexto presencial y performativo (Mind Revolution, Tamara
Norniella y Mariate García), el contexto lingüístico y pictórico (Juan Carlos
Suárez y Nacho Suárez), el contexto del «hight tech y low tech» (Alberto
Valverde y Sonia del Corro), el contexto de lo irrepetible (César Naves, María
Pérez Gil, Jaime Rodríguez Y Sofía Santaclara) y, por último, el contexto
interactivo (María Castellanos, Lucia Morandeira Novo y Laura Fernández
Patiño), que intenta una aproximación a lo contemporáneo. Y si bien este es un
posible recorrido, no cabe duda de que nos enfrentamos a unas prácticas
artísticas que pueden describirse como colaborativas, en el sentido de que el
artista abandona el principio de su autonomía creativa para negociar en
diversas situaciones y con diferentes actores, articulando un nuevo relato
social y político.
Y hoy más que nunca
tenemos que tener claro que el arte no puede convertirse en una abstracción en
busca de la belleza, merodear alrededor de juegos florales o geométricos y
entretenerse con los fuegos de artificio, que podrán satisfacer al mercado pero
lo volverán de una mudez insoportable. El arte tiene que morder la realidad,
responder a la complejidad de una sociedad que demanda respuestas, pero
también, preguntas, atender a las preocupaciones sociales, comprometer la
imaginación en la construcción de otro mundo y acompañar a quienes gritan que
«si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir».
No hay comentarios:
Publicar un comentario