No Body Is an Island es el sound-videoPerformance
creado para la inauguración de la exposición Contexto que tiene lugar del 3 de agosto al 1 de septiembre en el CMAE de Avilés. La
instalación sonora permanente del mismo nombre complementa la obra como parte
de la exposición.
Música y visuales: Mind Revolution
Performers: Mariate García y Tamara Norniella
Música y visuales: Mind Revolution
Performers: Mariate García y Tamara Norniella
Crean una coreografía de fragmentos narrativos, de retazos
de vida, un estudio sobre la comunicación y los problemas que surgen en las
relaciones humanas. Mediante una puesta en escena de música, danza y teatro transforman
la sala en un plató de cine donde interactúa el pasado de dos vídeos grabados con
anterioridad, con el presente de la actuación rodada en directo y el futuro de su
próxima proyección.
«Toda presentación, todo objeto, es un fenómeno, una
exteriorización visible u objetivación de la voluntad. Ella es lo íntimo del ser, el
núcleo de cada individuo e igualmente del todo. Se manifiesta en toda fuerza ciega
natural y también en la conducta mediata del hombre. La diferencia que separa la
fuerza ciega del proceder reflexivo proviene del distinto grado de manifestación, y no
de la esencia de la voluntad que se manifiesta».- Schopenhauer
No duermo, ya no duermo, sólo veo las sombras deslizándose
por las paredes de mi habitación, las siento, casi las toco...
Es inútil intentar escondernos en una isla desierta, nuestro
yo carece de sentido, ni tan siquiera existe sin el otro, aunque el otro sea el
infierno (Sartre dixit).
Ese sitio en el que despierto cada mañana, y por el que
deambulo como alma en pena penando por los pecados que no cometí, por los hierros que
no apliqué, por los besos que di y por las estrellas que admiré. Devorado por
las llamas del odio espero consumirme y explotar como una supernova en la noche. Triste
esperanza de un final para acabar el tormento inhumano de Prometeo, encadenado por
ser hombre, por querer dar luz a la vida para que esta sea algo más que el cubil
donde nos revolcamos.
Triste sino el de vivir enjaulado esperando los latigazos
del domador y la noche para que cese el hambre y cese el sentido, para que cese el
dolor, aunque las noches se hacen eternas esperando que salga el día para levantarnos
del lecho, en el que, en vez de descansar, muero.
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