Releyendo
Por su claridad y por su
vigencia aquí los resumo como la aportación del sabio vienes a la comprensión
del arte actual:
1. La experiencia que tenemos
del progreso y el cambio. Pareceremos ridículos si nos confundimos despreciando
a un artista que luego triunfe, como ocurrió con las despiadadas críticas que
recibieron los pintores impresionistas.
2. El desarrollo de la
ciencia y la tecnología. Debemos abrir la mente, ningún industrial puede
arriesgarse a llevar el estigma del conservadurismo, no sólo debe estar al día
sino que tiene que parecerlo, así decora su despacho con obras cuanto más
revolucionarias mejor.
3. Vía de escape de la
ciencia y la tecnología, rechazar lo racional y mecánico, refugiándose en la
niñez.
4. Idea de autoexpresión
romántica y vinculación, desde las teorías de Freud, que se produce entre los
desordenes mentales y los sueños con los artista y el arte, que es la expresión
de su tiempo por lo que el artista debe abandonar el autocontrol y si la obra
es desagradable es porque este mundo es desagradable, frente a los que buscan
la belleza que son unos escapistas.
5. Las artes plásticas
dependen menos de los intermediarios, son más baratas y por lo tanto libres,
que las otras artes así la pintura es la más apta para las innovaciones
radicales.
6. La enseñanza del arte, la
revolución educativa, ahora los niños pintan con libertad y no se limitan a
copiar o a rellenar siluetas con colores, esto inculca la creatividad y la
tolerancia para la vida.
7. Este factor, podría haber
sido el primero: la expansión de la fotografía en cuanto que rival de la
pintura y el acceso a millones de personas de las cámaras fotográficas. Ya no
sirve, por tanto, para público y críticos el comentario de las pinturas basándose
en el verismo de su imitación de la realidad; ahora el arte debe explorar
alternativas a la representación de la naturaleza y esta idea es admitida por
casi todos.
8. La guerra fría. Frente al
racionalismo publicitario al que son sometidos los artistas en la Unión Soviética el bando
occidental se lanza con entusiasmo al mecenazgo de rebeldes extremistas para
hacer patente el contraste entre una sociedad libre y una dictadura.
9. El placer del cambio en
las modas, aceptado por la juventud y extendido a todo el público, ha
enriquecido nuestro entorno y contribuye a la diversión. Es con este espíritu
con el que mucha gente joven contempla lo que siente como el arte de su tiempo,
sin preocuparse excesivamente por las elucubraciones interpretativas que suelen
contener los catálogos de las exposiciones. Es sorprendente hasta que punto lo
que Harold Rosenberg llamaba la tradición de lo nuevo ha venido a darse por
sentado en el arte contemporáneo.
La historia del arte en el
siglo XIX nunca podrá ser la historia de los maestros con más éxito y mejor
pagados de sus tiempos. Tendrá que ser más bien la historia de un puñado de
hombres solitarios que tuvieron el valor y la tenacidad de pensar por si
mismos, de examinar las convenciones sin miedo y con ojo crítico, permitiéndoles
desarrollar nuevas posibilidades para su arte.
El mundo occidental está en
deuda con la ambición de los artistas de superarse unos a otros. Sin esta
ambición no hubiera habido ninguna historia del arte. Y sin embargo es más
necesario que nunca recordar que el arte difiere de la ciencia y la tecnología.
En arte no puede hablarse de progreso como tal, porque cualquier mejora en un
aspecto suele ir seguida de una pérdida en otro. Esto es tan cierto para el
momento presente como lo fue en el pasado. Es plausible, por ejemplo, que el
aumento de tolerancia comporte además un bajón de nivel, y que la búsqueda de
nuevas emociones forzosamente ponga en peligro aquella paciencia que hacía que
los amantes del arte de otros tiempos cortejaran las obras maestras hasta que
éstas hubieran desvelado parte de su secreto.
Cristo en pis, Andrés Serrano, 1987
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