La
realidad de los rostros nos persigue, el tiempo dejará de existir y esta noche
cuando llegues a casa mirarás en el espejo y no sabrás a quien ves, serás la
cara del cristal o serás esa sombra que se esconde tras los azulejos, esa
mirada que no puedes sostener sobre ese cuerpo que no reconoces, o tal vez seas
ese sueño que recuerdas.
¿Dónde
estarás entonces? ¿Cual de tus partes serás tú? ¿Con qué dibujo te quedarás? Con
el cercano que pone la cara en la calle o con el que no habla, con el que
mastica la soledad.
Pasa
la mano por el espejo y dite las cosas, las palabras que no suenan, las voces
que no se oyen. Ya no escuchas, sólo te derrites sobre el cristal como si
fueses un cuadro de cera, una sombra devorada por el sol.
Canciones
soñadas trocadas en tangos míseros y poemas arrancados de un bloc de notas. La
vida… como si sólo fuese mirarte al despertar y tocar tu rostro con la mano y
sentir como te descompones y como la furia del tiempo y del yo, del otro, arranca
cualquier atisbo de esperanza. Dibujos manipulados, un juego donde siempre
pierdes. No lo dudes, porque el final está escrito y porque tu dios sabe quien
eres tú.
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