
Todo se ha perdido, ni una gota de esperanza queda en el mar de la desesperación. Los caminos se cerraron, desaparecieron en la obscuridad de la vida. La ponzoña del destino vuelve a arrebatarnos cualquier posibilidad de felicidad. La dama negra absorbe sin piedad cualquier resto de ilusión. La sangre del infeliz se precipita como una catarata sobre la garganta de la mujer vampiro, que intenta saciar su maldita sed de amor, algo que nunca encontrará porque no tiene corazón, no tiene nada que lata dentro de ella, sólo tiene la amargura de no ser, por eso todo lo destruye, lo devora en una orgía de sangre y lágrimas. Jamás encontrará el amor, sólo hallará el dolor.
..queda mucho por decir y mas por hacer, la gótica presencia: púrpura sobre negro y blanco, se muere y renace la vida dispuesta para ser servida como comida en un banquete ante seres ávidos de pasión...
ResponderEliminary puede que no sea amor lo que ansía la dama negra, sino a la dama de luto, y que el colmillo busque en sangre ajena lo que no puede conseguir por imposible: el sacrificio de sí mismo. y también puede que ofrecer al mundo lo que tu no llegarás a tener jamás -y que por tanto aprecias más que nada- sea otra forma de amor.
ResponderEliminar...y un saludo. no querría resultar un desconsiderado, encima de que entro sin llamar.
ResponderEliminarDices que tienes corazón, y sólo
ResponderEliminarlo dices porque sientes sus latidos.
Eso no es corazón…; es una máquina,
que, al compás que se mueve, hace ruido.