Me estremezco entre tus brazos, cuanto más fuerte me aprietas más tiemblo, me derrito. Tu aliento me transporta a otro estado, siento tu voz como si fuese un ángel llamándome el día del juicio final. Me dices que mate y no tengo nada que pensar, no dudo, te huelo, sabes como una mañana de domingo a tu lado. Oía tu corazón latir como una apisonadora, pero era el mío, tan fuerte cantaba que no me daba cuenta de que no eras tú, de que tú no estabas; sólo era una herramienta en tus manos, un instrumento de tu ambición. Hoy estoy de pie, tengo una silla delante y gente que me mira. Me van a freír, pero yo estaba loco por ti.
viernes, 21 de enero de 2011
Perdición
Me estremezco entre tus brazos, cuanto más fuerte me aprietas más tiemblo, me derrito. Tu aliento me transporta a otro estado, siento tu voz como si fuese un ángel llamándome el día del juicio final. Me dices que mate y no tengo nada que pensar, no dudo, te huelo, sabes como una mañana de domingo a tu lado. Oía tu corazón latir como una apisonadora, pero era el mío, tan fuerte cantaba que no me daba cuenta de que no eras tú, de que tú no estabas; sólo era una herramienta en tus manos, un instrumento de tu ambición. Hoy estoy de pie, tengo una silla delante y gente que me mira. Me van a freír, pero yo estaba loco por ti.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario