viernes, 21 de enero de 2011

Perdición

Me estremezco entre tus brazos, cuanto más fuerte me aprietas más tiemblo, me derrito. Tu aliento me transporta a otro estado, siento tu voz como si fuese un ángel llamándome el día del juicio final. Me dices que mate y no tengo nada que pensar, no dudo, te huelo, sabes como una mañana de domingo a tu lado. Oía tu corazón latir como una apisonadora, pero era el mío, tan fuerte cantaba que no me daba cuenta de que no eras tú, de que tú no estabas; sólo era una herramienta en tus manos, un instrumento de tu ambición. Hoy estoy de pie, tengo una silla delante y gente que me mira. Me van a freír, pero yo estaba loco por ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario