En 1939 el profesor Abel Meeropol, afiliado al Partido Comunista de los Estados Unidos, tras presenciar un linchamiento escribe el poema Bitter Fruit, que publica bajo el seudónimo de Lewis Allan en la revista New York Teacher y en el diario comunista New Masses; más tarde musicó el poema convirtiéndolo en la canción Strange Fruit.
El dueño del Café Internacional le presentó a Billie Holiday y la artista adoptó la canción, siendo el tema con el que cerraba sus actuaciones. Por esas fechas Billie comenzó a consumir heroína de forma habitual, tenía veinticinco años y una voz maravillosa; una voz temblorosa y desgarrada, llena de verdad, parecía la voz del dolor.
Había nacido en un burdel, cuando su madre cumplía trece años. A los diez fue violada y a los doce se tuvo que dedicar a la prostitución. Ella ya no se acordaba de cuantos se la habian follado por unos dólares, aunque su último marido le intentaba buscar buenos clientes.
La metieron en la cárcel y le prohibieron cantar en Nueva York. Murió esposada a una cama, a los 44 años, después de que ningún hospital la quisiera recoger.
Había nacido en Baltimor y toda su vida vivió en el infierno.
Los árboles del sur dan un extraño fruto
de sangre en las hojas y sangre en la raíz,
cuerpos negros balanceándose en la brisa sureña,
como un fruto extraño que cuelga de los álamos.
Escena campestre del sur galante,
los ojos saltones y la boca torcida,
y un dulce y fresco aroma de magnolias,
y de repente el olor a carne quemada.
Aquí está el fruto para que los cuervos lo picoteen,
para que la lluvia lo moje, para que el viento lo sacuda.
Para que el sol lo pudra, para que el árbol lo deje caer,
aquí está la amarga y extraña cosecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario