Miguel Galano retrata el jardín de una iglesia de Copenhague, se trata del cementerio Assistens Kirkegard, donde está enterrado Soren Kirkegard (1813-1855) Con esta obra ganó el premio Ángel de pintura en el año 2006, siendo el premio mejor dotado de la Unión Europea (75.000 €)
Los grises plomizos (parecidos a los asturianos) y la serenidad del lugar atraparon la mirada del pintor. El cuadro nos muestra un sitio de descanso para alguien que no lo conoció en vida. El poeta filósofo había estado marcado por la muerte de su madre y de sus cinco hermanos, de las que se responsabilizaba su padre por haber merecido la ira de Dios.
"Recibí siendo niño una educación rígida y severa que, considerada desde el punto de vista humano, fue una verdadera locura... Siento venirme temblores cuando me detengo a pensar cuál ha sido desde mi más tierna infancia el paisaje de fondo de mi vida, la angustia con que mi padre llenaba mi alma y mi propia y terrible melancolía"
Soren escribe acerca del ser, de la angustia, del vértigo, de la libertad y de la desesperación:
"Soy una individualidad infeliz en el más profundo sentido, cimentado desde el principio en uno u otro sufrimiento en el borde de la locura, un sufrimiento que debe tener su base más profunda en una falta de relación entre mi mente y mi cuerpo"
Como lo fueron Marx y Nietzsche, Kirkegard fue muy crítico con la sociedad burguesa. Pero sus argumentos no estaban relacionados con lo social o con las masas, como lo estaban los de Marx, sino con lo individual. Él descubrió, como más tarde lo hizo Nietzsche, que el individuo corría grave peligro. Pero Nietzsche mantendría que para afirmar al hombre había que negar a Dios, mientras que Kirkegard creía que el hombre accedía a una vida plenamente humana viviendo en el dialogo con Dios.
Destacó las contradicciones y lo absurdo de la vida humana:
"La respuesta individual a esta situación tiene que ser, vivir una existencia comprometida por completo, y este compromiso sólo puede ser entendido por el individuo que lo asume. La angustia lleva a la confrontación del individuo con la nada y con la imposibilidad de encontrar una justificación última para la elección que las personas tenemos que hacer.
"Estar mortalmente enfermo equivale a no poder morirse, ya que la desesperación es la total ausencia de esperanzas, sin que le quede a uno ni siquiera la última esperanza, la esperanza de morir. Pues cuando la muerte es el mayor de todos los peligros, se tienen esperanzas de vida; pero cuando se llega a conocer un peligro todavía más espantoso que la muerte, entonces tiene uno esperanzas de morirse. Y cuando el peligro es tan grande que la muerte misma se convierte en esperanza, entonces tenemos la desesperación como ausencia de todas las esperanzas, incluso la de poder morirse"
Kirkegard descubre el camino que luego seguirán otros, como Heidegger (1889-1976) que escribió un siglo más tarde:
"Nuestra existencia es preocupación surgida de la angustia de vernos proyectados en un mundo en el que tenemos que ser a nuestro pesar. Provenimos de una nada y nos realizamos como un proyecto encaminado hacia la muerte, por eso, la angustia es constitutiva del Dascein, porque es la condición de un ser caído y solitario que no puede contar con Dios ni con remedio alguno a su condición"
"Debemos hacernos responsables de nuestra propia vida. La autenticidad consiste en reconocer que somos un ser para la muerte, única vía de acceso a la libertad"
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