foto X-C
Necesitamos del tiempo para saber las
cosas, a veces no falta mucho para sentir la pérdida. Dicen que la vida está
hecha de pequeñas cosas, a fin de cuentas ellas son las que la hacen grande,
dicen. Un hecho como llegar a la barra, al mostrador, y preguntar si queda
sidra, no es un hecho pequeño, ni falto de importancia. En los momentos donde
no hay, tal vez busquemos un poco de compañía entre la gente, porque es cierto
que hay solitarios entre la multitud, los que buscan refugio en el calor de
la cafetera y en el fragor de las barras, entre ruidos y chistes y confidencias
y conversaciones entrecortadas y partidos de fútbol. Por eso también es difícil
saber estar siempre ahí, al otro lado, al lado, y poner la cara y dejar que
pasen las horas (interminables cuando no hay gentes o lunáticas cuando está
lleno). Y saber perder y saber callar y no decir lo que no hay que decir y
sonreír.
Ahora el bar es menos bar y se siente la ausencia, se nota la falta.
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