martes, 28 de diciembre de 2010
El peligro
El peligro no es cuestión de un par de golpes,
el peligro es no saber a donde ir,
el peligro es no encontrar jamás tu sitio
y sentir que ya llegaste sin salir.
El peligro es el fantasma que planea
sobre aquello que juraste un día alcanzar
y te ata de las manos, mientras graba
en tu pellejo
una cifra, una letra y a volar.
Y correr dicen que es cosa de cobardes,
pero todos somos carne de cañón,
yo lo soy y no me importa,
confesar que más que nadie,
pero aquí quien no es cobarde por amor.
El peligro es perder a quien se ama,
con la furia que desata el huracan,
comprobar que en casa ya no espera nadie
y que no hay nadie a quien puedas esperar.
El peligro es cuando queman las entrañas
por amor o desamor que más me da,
y el valor se te hace escarcha
y el aire explota y amarga
en tu pecho por la mujer que se va.
En tu pecho por la mujer que se va.
Y correr dicen que es cosa de cobardes,
pero todos somos carne de cañón,
yo lo soy y no me importa,
confesar que más que nadie,
pero aquí quien no es cobarde por amor.
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Nada es lo mismo
ResponderEliminarLa lágrima fue dicha...
Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.
¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?
No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:
Nada es lo mismo.
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.
Ángel González
Me he quedado sin pulso y sin aliento...
ResponderEliminarMe he quedado sin pulso y sin aliento
separado de ti. Cuando respiro,
el aire se me vuelve en un suspiro
y en polvo el corazón de desaliento.
No es que sienta tu ausencia el sentimiento.
Es que la siente el cuerpo. No te miro.
No te puedo tocar por más que estiro
los brazos como un ciego contra el viento.
Todo estaba detrás de tu figura.
Ausente tú, detrás todo de nada,
borroso yermo en el que desespero.
Ya no tiene paisaje mi amargura.
Prendida de tu ausencia mi mirada,
contra todo me doy, ciego me hiero.
Ángel González
YA NADA AHORA
ResponderEliminarLargo es el arte; la vida en cambio corta
como un cuchillo
Pero nada ya ahora
—ni siquiera la muerte, por su parte
inmensa—
podrá evitarlo:
exento, libre,
como la niebla que al romper el día
los hondos valles del invierno exhalan,
creciente en un espacio sin fronteras,
este amor ya sin mí te amará siempre.
Ángel González
Te has ido,
ResponderEliminarsólo quedó tu sombra.
Silencio, besos muertos.
Pequeñas palabras, ahora puñales,
entre las obscuridad de la habitación.
Una noche eterna de fuego y dolor.
El recuerdo de algo que nunca tuve.