
El día que me besaste pensé que estaba en el cielo, que la vida me había sonreído y que ya no podía pedir nada más a Dios.
El día que me besaste no me acosté esa noche, rozaba mis labios con la yema de mis dedos y luego los chupaba para ver si quedaba algo de ti, si quedaba algo de tu sabor.
Era tan tonto, que pensaba que si conseguía tocar tus tetas me amarías para siempre.
El día que me besaste no me acosté esa noche, rozaba mis labios con la yema de mis dedos y luego los chupaba para ver si quedaba algo de ti, si quedaba algo de tu sabor.
Era tan tonto, que pensaba que si conseguía tocar tus tetas me amarías para siempre.
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