lunes, 6 de julio de 2009

H






















H de Holofernes, engañado y emborrachado por dos mujeres, para degollarlo como a un animal. La pintora (Artemisa Gentileschi) sabe reflejar en este cuadro de 1612, la violencia extrema engendrada en la venganza; más que una estampa bíblica parece que ha pintado un deseo.
H de horror, de horror a la vida y a la soledad, de horror a la oscuridad y al amanecer.
H de hospicio donde los niños perdidos son torturados hasta crecer o morir.
H de "a quien hierro mata a hierro muere" (sólo para el caso de que el muerto sea poderoso, porque a los muertos de hambre nadie los venga)
H de hurgar en la herida hasta que sangre abundantemente encharcando el presente de dolor y desesperanza.
H de horca en la que balancearse, expuesto al viento y a los cuervos cada mañana.
H de bomba H, ese triunfo de la ciencia sobre la vida y de la locura sobre el amor.
H de hartazgo de todo aquello.
H de huida, de intentar esconderse de la tormenta en el bosque, entre los árboles, para caer fulminado por un rayo.
H de hundimiento en el limbo de los justos donde ni se siente ni se padece, sólo se espera.
H de hospital de leprosos, donde la vida es una quimera y la muerte un sueño.
H de humilladero donde se enterraban los restos de los descuartizados en las ejecuciones públicas.
H de historias para no dormir, esos cuentos que alguien creía, que eran la realidad, y sólo eran sufrimiento y paranoia.
H de hipotenusa al cuadrado, que nunca es igual a la suma de los cuadrados de los catetos, porque el camino más recto nunca lleva a ninguna parte, sólo al final.
H de: «Una noche al entrar en la cabina con una vela me alarmé al oírlo decir con voz trémula: "Estoy acostado aquí en la oscuridad esperando la muerte." La luz estaba a menos de un pie de sus ojos. Me esforcé en murmurar: "¡Tonterías!" Y permanecí a su lado, como traspasado.
No he visto nunca nada semejante al cambio que se operó en sus rasgos, y espero no volver a verlo. No es que me conmoviera. Estaba fascinado. Era como si se hubiera rasgado un velo. Vi sobre ese rostro de marfil la expresión de sombrío orgullo, de implacable poder, de pavoroso terror..., de una intensa e irredimible desesperación. ¿Volvía a vivir, su vida, cada detalle de deseo, tentación y entrega, durante ese momento supremo de total lucidez? Gritó en un susurro a alguna imagen, a alguna visión, gritó dos veces, un gritó que no era más que un suspiro: "¡Ah, el horror! ¡El horror!"» (El corazón de las tinieblas.- Joseph Conrad)

3 comentarios:

  1. qué brutal Brando en esta peli, como en casi todas, de chavalete veía esa escena una y otra vez, no entendía nada, supongo, pero flipaba con él...

    ResponderEliminar
  2. Yo vi el estreno en el cine Principado, me impresiono tanto (tenia 17 años) que al dia siguiente la volvi a ver. Desde entonces la veo a menudo, es una de esas peliculas que cuando la ves piensas que es la mejor pelicula de la historia. El guion de John Milius, esta basado en El corazon de las tinieblas, una de las mejores novelas, jamas escritas, asi que la mezcla aderezada con Marlon Brando y musica de los Doors, resulto algo explosivo. Coppola creó, una de las mejores colecciones de imagenes cinematograficas. Kurtz, el personaje de Conrad, refleja hasta donde puede llegar el hombre en el cumplimiento del deber, de esta manera descubre El Horror, horror por la condicion humana y por si mismo.

    ResponderEliminar
  3. Orson Welles también tuvo en mente hacer una película sobre "el corazón de las tinieblas", no recuerdo por qué no la hizo al final, supongo que no le dejaron..., a mi me encanta la película, y la novela la leí también, Kurtz es terrorífico, el hombre y la sociedad en general puede evolucionar hacia mejor, pero en contra de lo que se suele tener en la cabeza, también puede evolucionar hacia el horror más absoluto, supongo que eso es lo que hace que impresione tanto...

    ResponderEliminar