I de Infierno (el sitio de mi recreo) "donde nos llevó la imaginación, donde con los ojos cerrados" vi como se destruía mi vida, como el mar inundaba todos los camarotes del recuerdo haciendo que el buque se hundiese como un peso muerto en un océano de odio y desesperanza, para que surgiese de las ahogadas cenizas (en vez del Ave Fénix) un licántropo sediento de sangre, un aullador desperado, un hombre sin alma y sin futuro, un muerto que camina.
I de iluso, por creer en el amor, por creer que me querías, por creer que el amor es mas fuerte que todo, que la vida, que la miseria de la vida y de la muerte, que la tristeza y la soledad, que la serpiente rastrera de la envidia.
I de infierno, ese sitio en el que despierto cada mañana, y por el que deambulo como alma en pena penando por los pecados que no cometí, por los hierros que no apliqué, por los besos que dí y por las estrellas que admiré. Devorado por las llamas del odio espero consumirme y explotar como una supernova en la noche. Triste esperanza de un final para acabar el tormento inhumano de Prometeo, encadenado por ser hombre, por querer dar luz a la vida para que esta sea algo más que el cubil donde nos revolcamos. Triste sino el de vivir enjaulado esperando los latigazos del domador y la noche para que cese el hambre y cese el sentido, para que cese el dolor, aunque las noches se hacen eternas esperando que salga el día para levantarnos del lecho, en el que, en vez de descansar, muero.
I de !IIIIII¡ ¡AAAAAAAAA me esta comiendo! ¡Me ha mordido en la cara! Me arranca el ...
I de iluso, por creer en el amor, por creer que me querías, por creer que el amor es mas fuerte que todo, que la vida, que la miseria de la vida y de la muerte, que la tristeza y la soledad, que la serpiente rastrera de la envidia.
I de infierno, ese sitio en el que despierto cada mañana, y por el que deambulo como alma en pena penando por los pecados que no cometí, por los hierros que no apliqué, por los besos que dí y por las estrellas que admiré. Devorado por las llamas del odio espero consumirme y explotar como una supernova en la noche. Triste esperanza de un final para acabar el tormento inhumano de Prometeo, encadenado por ser hombre, por querer dar luz a la vida para que esta sea algo más que el cubil donde nos revolcamos. Triste sino el de vivir enjaulado esperando los latigazos del domador y la noche para que cese el hambre y cese el sentido, para que cese el dolor, aunque las noches se hacen eternas esperando que salga el día para levantarnos del lecho, en el que, en vez de descansar, muero.
I de !IIIIII¡ ¡AAAAAAAAA me esta comiendo! ¡Me ha mordido en la cara! Me arranca el ...
Car: lo que escribiste ayer me parecio muy
ResponderEliminartriste, espero que solo sean palabras y no
tus sentimientos.
la proxima vez que lo hagas será algo tan
alegr que me haga reir.
besos.
paipureja
El tiempo fluye siempre igual que fluye el río: melancólico y equívoco al principio, precipitándose a sí mismo a medida que los años van pasando. Como el río, se enreda entre las ovas tiernas y el musgo de la infancia. Como él se desempeña por los desfiladeros y los saltos que marcan el inicio de su aceleración. Hasta los veinte o treinta años, uno cree que el tiempo es un río infinito, una sustancia extraña que se alimenta de sí misma y nunca se consume. Pero llega un momento en que el hombre descubre la traición de los años. Llega siempre en un momento -el mío coincidiendo con la muerte de mi madre-, en el que, de repente la juventud se acaba y el tiempo se deshiela como un montón de nieve atravesando por un rayo. A partir de ese instante, los días y los años empiezan a acostarse y el tiempo se convierte en un vapor efímero igual que el que la nieve desprende al derretirse- que envuelve poco a poco el corazón, adormeciéndolo. Y, así, cuando queremos darnos cuenta, es tarde ya para intentar siquiera rebelarse.
ResponderEliminarLa lluvia amarilla, Julio Llamazarez
Al abrir el blog y encontrarme con Beatriz (Beatrice, la dadora de felicidad)casi me caigo de la silla, ha sido necesario el descenso a los infiernos para encontrar la Fe.
ResponderEliminar"Flaquean las fuerzas, mientras el deseo renueva con vehemencia su voluntad. Erguida mantengo el equilibrio al borde del abismo". Así quedo escrito para alguien que conoces, un día en que mis pensamientos eran hermanos de los tuyos. Una I de ilusa, que continúa creyendo que el amor todo lo puede, y que se Ilusiona y admira lo que escribes.
ResponderEliminarI del impulso que hay que tomar cuando tocas fondo,das una patada al lodo y subes,subes,pataleando y medio ahogado a la superficie.Y entre toses y vómitos descubres qué aún queda vida para ti.
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