sábado, 28 de febrero de 2009

En el rincón














foto Ione Saizar



En el rincón, babeando, echando los belfos, cagándome en Dios, solo; los ojos me salen de las órbitas, los puños me arden dentro de los guantes, el corazón desbocado, repito una letanía, y cuento que no sean diez, y me vuelven a pegar, no se que fue de mi protector, pero por el ojo derecho no veo, y no es la sangre de la ceja, pero que más da, cada vez que me golpea el hígado sangro por la boca, no soy capaz de levantar una mano, este hijodeputa me está machacando; intento mover la cabeza y romperle una ceja, pero es demasiado alto, con la rodilla le golpeo en el muslo y cuando agacha la cabeza le pego con todo, con los huevos en la cabeza, le pego yo y le pega toda mi vida, mi pasado y todo mi futuro, estoy al borde del acantilado y a punto de saltar, no entiendo lo que me chillan las gaviotas, pero me gustaría ser una de ellas, el gancho me rompe la mandíbula y no puedo gritar, el dolor es tan intenso como lo que yo leía de niño de las torturas chinas, mis pies están agarrados al suelo como una mierda al zapato. Agacho la cabeza, y pongo mis dos puños delante, los aprieto tanto que me sangran las uñas, sólo pienso en tumbar a ese tio, me pega con la izquierda en la oreja y es como el fin del mundo, un tsunami de agua salada que me ahoga, me doblo entero y le golpeo en la boca del estómago, la sorpresa le deja ciego y recula, le piso un pie y meto la cabeza, tengo tanta sangre encima que el árbitro no se atreve a pararme, saco la izquierda y le doy en el pecho, en los pulmones, en la axila, pero no tengo fuerzas, el está tan sorprendido que no se lo puede creer, le escupo, intento cegarlo, y sigo golpeandole, le agarro el codo, y le insulto al oido, arrastro los pies y le pego en los riñones, el árbitro para el combate, y yo me miro con odio, no puedo mas, sólo morir, así que me abalanzo...

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