En 1897 Bram Stoker (1847-1912) publica en Londres, Drácula, el mismo año que Rudyar
Kiping (1865-1936) escribía su poema El vampiro inspirado en un cuadro de
igual nombre y fecha de Philip Burne-Jones (1861-1926). El escritor irlandés había sido el
crítico literario del Dublín Evening Mail,
periódico propiedad de uno de los más grandes escritores de cuentos de terror, Sheridan
Le Fanu, que ya en 1872 se había anticipado a Drácula con Carmilla, una
vampira lésbica (llevada al cine por Dreyer como Vampyr en 1932).
Pocos días antes de publicar la
novela, para asegurarse los derechos de autor, Bram Stoker dirigió una lectura
de la obra con un grupo de actores en el teatro que dirigía, el Lyceum Theatre de Londres. Así en 1922
cuando Murnau quiere adaptar al cine la novela se encuentra con la negativa de
la viuda y albacea literario de Stoker. El genio alemán, cambia los nombres de
los personajes y las ciudades y el título de la obra, que bautiza como Nosferatu, de todas maneras, Florence Balcombe,
la mujer que había dado calabazas a Oscar Wilde para casarse con Bram Stoker, demandó
a la productora alemana por infracción de los derechos de autor. Ganó el juicio
tres años después, llevando a la quiebra a la empresa teutona y ordenando el
tribunal la destrucción de todas las copias de Nosferatu, pero la película ya había sido distribuida por todo el
mundo y algunas cintas permanecieron ocultas hasta la muerte de Florence (1858-1937).
Drácula es adaptada,
bajo la supervisión de la viuda, para el teatro en 1924 y es estrenada con gran
éxito en Londres y tres años después en Broadway, siendo el conde Drácula encarnado por
un actor nacido en Transilvania, Bega Lugosi. Tras permanecer un año en cartel
en Nueva York y dos años de gira por todo Estados Unidos, rompiendo todos los
records de taquilla en la historia del teatro norteamericano, la obra es
llevada a la gran pantalla por Tod
Browning para la Universal ,
donde la aparición en escena de Lugosi crea el icono de un Drácula aristocrático
y seductor. Algo que no hubiese sucedido de nos ser por la muerte, antes de
empezar el rodaje, de Lon Chaey, El
hombre de las mil caras, Cuasimodo,
El fantasma de la opera o El hombre lobo; el elegido por Browning
habría creado un personaje más cercano al Nosferatu
de Max Schreck.
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