viernes, 2 de septiembre de 2011

Margarita en la rueca



Goethe, Fausto.

Desapareció mi sosiego
y me pesa el corazón,
nunca conseguiré
hallar la paz.


Soy como una muerta
si él no está junto a mí.
El mundo entero
carece de atractivo.


Enajenada tengo
mi pobre cabeza,
y todos mis sentidos
deliran incoherentes.


Si miro por la ventana,
sólo a él mis ojos buscan.
Únicamente por encontrarlo
salgo fuera de casa.


Su caminar altivo,
su noble figura,
la sonrisa de su boca
y el fuego de su mirada.


El fluir encantador
de sus palabras,
la caricia de sus manos,
¡Oh! ¡Y sus besos ardientes!


Mi pecho hacia él se enarca
en poderoso impulso.
¡Si pudiera cogerlo,
retenerlo junto a mí,

y besarlo,
hasta saciar mis ansias,
hasta quedarme muerta
bajo sus labios!

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