Anoche tumbada a mi lado después de hacer el amor, mientras acariciaba tu espalda volviste a decir "te quiero", tu voz resbaló por mis mejillas y cayó en el remolino de mi corazón, avivando la llama de mis sueños. Noches para el recuerdo, días para soñar.
Alguna vez los sueños se cumplen, abandonan el caudal onírico y desbordan las riberas de la realidad, ... sólo que ocupan apenas un instante, imposible para que el corazón los tenga por ciertos.
ResponderEliminarDe anoche retengo tus gemidos volcados en la caverna de mis huesos estremecidos, la ternura de sentirme en tu abrazo y la pena de no conocer el sabor de tus besos, de no saber como miran tus ojos, como brillan sus pupilas.
ResponderEliminarY esas palabras mueven el mundo, la más precisa maquinaria.
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