miércoles, 26 de octubre de 2011

Llegó la noche

Llegó la noche,
no hubo tranquilidad ni palabras.
El veneno había incendiado mi cuerpo,
había rajado mi alma de abajo arriba.
Aquella mujer me había destruido,
sentía la ponzoña como me llegaba a la boca,
como anulaba mi ser.
Mi cuerpo desmadejado caía...
El vacio lo llenaba todo.

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