martes, 18 de octubre de 2011
Las olas
foto X-C
Las olas corren sobre la arena esparciendo sobre la tierra la sal de las lágrimas de los amantes (muertos por amor). El eterno retorno de los gemidos de los ahogados en el dolor impulsa con fuerza las olas (el amar) hacía la costa, hace que se estrelle de una manera impaciente y suicida sobre las rocas, intentando arrancarles el secreto de sus almas, el porqué de su silencio. El demoledor trabajo no se detiene nunca. Prometeo encadenado contempla en el acantilado como sus protegidos penan, como si el águila no tuviese bastante con el semidiós, que tuviese que ensañarse con el alma de los hombres.
El mar, azul de esperanza y frío, refleja las miradas de los que sueñan.
Más allá de la espuma los cuerpos se suceden como si fuesen los restos de una humanidad vomitada por los cielos (dioses) que sólo espera tendida al sol la llegada de lo que nunca existirá.
Desde los cantiles el hombre observa y piensa en cómo sería la tierra antes de que hubiese hijos de puta, busca entre las siluetas desnudas algo o alguien que ilumine sus recuerdos. También él había pasado las tardes al sol entre otros cuerpos, recuerda voces de niño y el olor de la crema solar. Ahora ya no le importaba, era como si le hubiesen amputado un brazo y una pierna con un cuchillo mellado. Con el pasar de los años se acostumbró a vivir con el dolor, poco a poco se fue haciendo a él y lo aguantaba, como a un viejo amigo de esos que sólo aparecen cuando tienen problemas y quieren compartirlos contigo porque saben que tú vives en la desgracia y conoces bien los resortes del mal.
El sol todavía no había llegado a la cima, pero los cuerpos se movían bajo sus rayos intentando recoger el fruto de los días que ya no volverán. El hombre dio la espalda al arenal y se fue en busca del testigo perdido. Aquel encargo sonaba a cagada, encontrar a alguien en aquel pueblo en vacaciones era tan difícil como encontrar a Dios en un altar.
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Este texto tiene a las olas metiéndose y arrastrando, tiene al poema hablándonos de la sangre y lo que mata y en el poema inculpándose, este texto tiene a la belleza.....
ResponderEliminarbravo por ti!
Lo pintas tan bien que si cierras los ojos puedes ver ese mar. El final promete, me encanta la comparación!
ResponderEliminarGran texto. Me gustan los paréntesis. Le dan un "algo" especial, algo que te hace detenerte y pensar en lo que has leído, algo que te hace reflexionar. Un contrapunto.
ResponderEliminarMe gusta porque lo encuentro de alguna forma "poético" para la violencia que se avecina. Shakespeare y James Ellroy.
Ángel