


“El
paisaje es una forma de retornar a la infancia, trabajar con óleos, mezclas;
mancharme.”
¿Acaso
no es el cine mudo la infancia del hombre moderno? Como daguerrotipos en
funcionamiento, como un viejo tren de carbón, esas columnas de humo negro que
rompían los cuadros de Turner queriendo mezclar el progreso con el romanticismo,
el futuro con la máquina que nos lo acercaría. Ahora ya hemos pasado por dos
guerras mundiales y el expresionismo nos ha mostrado el horror y las fuerzas
que luchan dentro de los hombres y las mujeres, una pelea entre deseos y
frustraciones arbitradas por las máquinas que imprimen billetes.
Tras
darle la espalda, y pisotearla, volvemos a mirar a nuestro alrededor buscando
refugio, tenemos que alejarnos para encontrar imágenes que nos consuelen, que
nos retrotraigan a nuestra patria (la infancia) y nos hagan olvidar por un
momento la ruindad de nuestro presente.
Un
álbum de viejas fotografías, más que en sepia o en blanco y negro, en verde y
negro y gris; daguerrotipos hechos a pulso y pincel. Paisajes por donde podría
deslizarse el romántico Drácula de Coppola o el expresionista e inquietante
Nosferatu de Murnau, en el crepúsculo, justo antes de que el objetivo del
proyector se cierre en fundido a negro.
Paisajes
pintados con minuciosidad y respeto, casi a la manera de Pieter Brueghel el
Viejo, individualizando cada objeto, pero observándolos bajo una luz plomo que
unifica todo el cuadro en una visión que nos aleja de El sol del membrillo y nos acerca a aquellos días del 1650 en que
el maestro plantó el caballete delante del Jardín
de Villa Médicis y adelantó en dos siglos a Corot.
“Comencé
en la figuración como vía de escape, fue una evolución partiendo del
expresionismo abstracto o el matérico, el informalismo... Los mensajes que yo
podía transmitir, los materiales, el modelo y la forma de trabajar se me habían
agotado. Por eso cuando empecé a hacer figuración, tenía un fondo de la pintura
anterior.”
El
paisaje como recuerdo o como instante, como querer atrapar el tiempo y
detenerlo en un segundo para que nos pertenezca, o acaso para que seamos
inmortales con él, al reflejar, o devolvernos, la mirada que le hemos dado. Tal
vez enmarcar lo cotidiano le de más importancia, o al contrario lo desnude, a
ello y a nosotros (los que vivimos dentro de estos paisajes).

Mientras
paseaba, el sol brillaba,
los
campos de trigo se mecían y nubes de polvo se arremolinaban,
la
niebla se levantaba y una voz cantaba
esta
tierra se hizo para tí y para mí
Mientras
caminaba vi una señal,
y
la señal decía prohibido el paso,
pero
por la otra parte no decía nada
ese
es el lado que se hizo para ti y para mi
En
las plazas de la ciudad, a la sombra del campanario
cerca
de la casa de caridad veo a mi gente,
unos
se quejan y otros se preguntan
si
esta tierra todavía ha sido creada para ti y para mi.
Woody
Guthrie.- This land is your land